La calma siempre trae una tempestad (Belona) +18

Aquel planeta era extraño, demasiado extraño para poder sentirse cómoda, o mínimamente cómoda, además, el holgorama era un auténtico engorro. Belona era una Twi'lek orgullosa, no ser avergonzaba de la raza a la que pertenecía. Por lo que no le hacía demasiada gracia tener que ocultar su verdadera apariencia a aquellos estúidos humanos y ponerse un holgorama de una humana de piel y pelo incoloros. Andaba por la gran ciudad, a través de algo denominado parque, según había podido deducir en su idioma se llamaba Hyde Park y estaba frente al palacio de Buckingham

Había llegado hará unos días y todavía estaba perdida, aunque había conseguid odescifrar el idioma y comprender la simple tecnología del lugar, tan sólo le había costado unos días de observación para deducir mínimamente los patrones de comportamiento de aquella ingenua especie. Realmente, serían ideales para esclavizar y una nueva fuente de soldados para el Imperio. Parecían humanos, por lo que dudaba que su DNA fuera muy diferente a los humanos que había en el Imperio, por lo que no se tardaría muco en desarrollar clones de ellos.

Perdida en esos pensamientos, tan agradables para ella y su bienamada política de expansión imperial, se olvidó de ocultar su presencia en la fuerza, tan sólo se dio cuenta cuando le percibio a él. ¿A él? ¿Pdría ser él de verdad? L e dio un vuelco al corazón, a pesar de todo lo ocurrido, no podía negar que seguía sintiendo algo por el maldito woostoide, entre otras cosas era el padre de su hiija

Como acto reflejo se ocultó y al parecer él también, pero la sorpresa ue mutua, no dijo nada en cambio él sí, lo que le permitió localizar a su holograma. La noche estaba cayendo, nadie les molestaría en cambio que aquello terminara en la fuerza -cosa nada extraña- pero por sorprendemnete que parecia, Belona no lleaba intenciones bélicas aquella vez.

-Curioso planeta ¿No crees Lucanord?-dijo a modo de saludo, andando hasta queda en frente suyo. Quería matarlo, pero su corazón le impedía hacerlo Maldito corazón y maldita pasión.

Observó como le miraba, la mujer podía ver la mirada esmirriada del woostoide a través del holograma, sentía aquel conocido cosquilleo en la nuca Un escalofrío le recorrió la columna vertebral y meneó discretamente la cabeza.¿Por qué? ¿Por qué a ella? ¿Por qué le tenía que seguir pasando todo aquello? Aun así delante de él, echó un vistazo a su alrededor Aunque pareciera inaudito sí sí, Belona estaba mirando a su alrededor y tras cercionarse que no había ningún terrícola indeseable, deshizo el holograma, volviendo a su apariencia habitual, mucho más llamativa y exuberante según ella misma. Se volvía a sentir ella y ahora sí que se veía con la fuerza de partir en dos con su sable a aquel espagueti esmirriado.

Rodó los ojos -Política de expansión imperial.-respondió simplemente mirándose las suñas y rodando los ojos, a sabiendas que ambos sabían que Belona no había ido allí por la política de expansión, porque para ello, hubiera mandado a un ode sus miles de subordinados.Pero como siempre, o como esperaba Belona, ninguno diría nada.

Andó cuando él lo hizo y se quedó de pie enrente suyo, observando su holograma. No le agradaba el humano que veía. -No se podría decir que me guste tu holograma, pero aunque sea ahora no pareces un espagueti esmirriado.-comentó jocosamente para ponerse seria tras unos pocos instantes-A diferencia de otros yo sí sabía a donde venía por lo que tengo combustible de sobra, como bien has podido comprobar, he venido sola, por lo que tenía espacio para el resto.-aunque pareciera increíble Belona había cogido una nave y había volado, todo el mundo sabía que Belona odiaba las naves y odiaba volar, aunque no era mala piloto no le agradaba. Pero sí, lo había hecho y por el maldito y ñoño amor.

No pudo evitar clavar su roja mirada en la figura del espagueti esmirriado que realente era Lucanord, no podía apartar la mirada y a pesar de que prefería otro twilek u otro humano para los quehaceres del lecho, Lucanord tenía algo que podía con todos los deás y Belona sabía bien lo que era, era amor. Aquel amor le había hecho pasarse al lado oscuro, ese amor convertido en dolor le había llevado a matar, en ocasiones había llegado a pensar que jamás podría volver a amar, pero se equivocaba. Se equivocó cuando tuvo a su hija entre sus brazos, es volvía a equivocar ahora cuando miraba a Lucanord a esos grandes ojos negros que tenía.

El silencio se rompió por una caracajada de Belona. -Eso...me lo tomaré como uncumplido.-murmuró entre dientes rodando los ojos. Lucanord había vuelto a pillar las verdaderas intenciones de Belona, pero tampoco le extrañaba siempre lo hacía y Belona iba ya a sabiendas que el jedi no tardaría en deducir su verdadero propósito. Pero no añadió nada ás al respecto, aunque sí respondería respecto a lo de Adeleim. -Pues te sorprenderá si te digo que sigue viva, reclusa y bien vigilada, pero viva.-comentó con desinterés coo si el tea no fuera con ella. La única razó por la que no la había atado es porque Belona creía que la cazarrecopensas podía seguir siéndola útil, cuando dejara de serlo, obviamente moriría.

Se encogió de hombros. -Te recuerdo que esto loca, y los locos haceos locuras ¿Te lo recuerdo? ¡Por cierto! Una de mis locuras recientes es dejar el poder a tu antigua padawan, no espera, mejor dicho, he dejado al poder a tu, NUESTRA, hija. Y no veas lo crecidita preciosa que está, es una gran Sith, una de las ejores aprendices que he tenido en toda mi vida. ¿Sabes? Me da pena que no estuvieras ahí para verlo. -le comenta a sabiendas que eso causaría un gran impacto en el Jedi, pero ese era su propósito, rebelarle la existencia de su hija y de que su marcha todo lo que había significado.

Se encoge de hombros lentamente. Belona estaba tranquilia, sorprendente, cierto, pero así era. Tenía el sable a la espalda, colgado, como siepre lo tenía y perfectamente a mano, por si tenía que desenvaniarlo en cualquier momento, pero no era su intención. No quería luchar, no contra él, se había cansado de aquel corre que te pillo. Lo que no le había contado a Lucanord, es que ella también había marchado al exilio, todo por seguirle y estar con él y tratar de vivir la vida que la miserable orden jedi les había arrebatado.

-Que Adeleim haga lo que quiera, poco me importa ya, Lucanord, además, no podrá hacer mucho en el estado en el que está.-Belona no era tonta, y no se fiaba ni un pelo de aquella muje, por lo que se había tomado la libertad de dejarla en un estado físico y mental en el que ni se le pasara por la cabeza escapar. Adelei seguía viva, no le había mentido a Lucanord, lo que no le había dicho era como la había dejado.

Le mio sorprendida para luego sonreir y reir levemente por su reacción. Le había hecho gracia la manera de reaccionar a la noticia del woostoide, y Belona, entonces, actúo rápida, antes de que Lucanord pudiera decir ni mieda palabra más, milesimas de segundos después de que lanzara su último QUUUUE, tomo su esmirriado rostró entre las anos y le besó, le besó como hacía años que no hacía. Le besó tal y como le dictaba su corazón que hiciera.

Sólo le importaba el momento que sintió, sólo le importaba aquel beso. Ni Adeleim, ni Zhenya, ni el imperio, ni la orden jedi, ni los problemas que tendrían para volver a casa ocupaban ni un mmiserable espacio en su mente. Belona, sólo vivía para el moento. Cuando el se separó, tragó saliva, esperando una mala reacción por su pate. Belona bajó la cabeza, había aparecido la persona que realmente era Belona y no la sith, generalmente llevada por el odio y la ira.

Pero todo cambió cuando él la volvió a besar, cuando fue él quien hizo que sus labios se juntaran y fueran sólo uno. Belona parpadeó con fuerza, sentía como las lágrimas querían brotar de sus ojos, rodeo su cuello con sus braos pegándose al esmirriado woostoide, sin atreverse todavía a deshacer aquella maravillosa unión. Aquella era la verdadera razón po la que estaba en la tierra, cuando Lucanod se exilió, Belona misma lo había hecho, para poder estar con él coo no lo habían podido hacerh asta entonces. Aquel beso significa todo para Belona, era la prueba de que el jedi seguía sintiendo algo por ella.

Todavía prolongó el beso un poco más pero terminó separándose, acariciando su rostro y clavando sus ojos rojos en los suyos grandes y negros. No era la hermosura personficada, pero había algo de él que le gustaba, era una atracción irracional, porque el amor no conocía de razones. Seguía abrazada y respirando todavía entrecortadaente apoyo la cabeza en su pecho, no permitiría que se le escapara de las manos tan pronto y aun menos otra vez, por la sencilla razón de que le amaba y Lucanord, lo sabía.

Se mantenía allí, recostada sobre él. Por primera vez en años, Belona estaba en paz. Se podía decir que todas y cada una de las locuras que Belona había cometido en vida las había hecho por el más puro amor, cada enfrentamiento que tenía con Lucanord era un intento loco de recuperarle, de hacerle ver que no era nada sin él. Y parecía que nada había surgido efecto, hasta ahora.

Cuando empeiza a hablar Belona sonríe, si es que su piel no fuera roja, se podría deci que se había sonrojado con sus palabras, porque en cierto modo las palabras de Lucanord eran un cumplido y tenía toda la razón. Ella era la persona que más odiaba las naves, detestaba los pitidos y lucecitas que tenía, pero por él había hecho el viaje más loco de su vida completa, sólo por estar con él.

-Sí, lo he dejado todo por ti, Lucanord. Porque eres tú lo único que realmente he querido y amado durante toda mi existencia.-no dice nada respecto a la orden jedi, pero era un tema que a Belona no le agradaba, ás que nada porque no le gustaba los valores que trasmitían.

Adoraba sus caricias, le encataban sus caricias. Se sentía tranquila abrazada a él y notando como le acariciaba los lekku, aquello siemprel e había tranquilizado. Tenía ganas de llorar, no sabía de que, de frustracíon, de alegría, incluso miedo. Porque sí, ser sith no significaba no temer, no asustarse, no errar, aunque muchos de ellos -incluída Belona- lo ocultasen y fingieran ser más insensibnles que un trozo de metal, pero si había algunos que sentían todo hasta en lo más profundo, eran los Sith. Ellos pasionales, dejaban sus actos en la sabiduría de sus sentimientos internos, no como los Jedi, reflexivos, a veces inhumanos. Era lo que no le agradaba a Belona de ellos y le alegraba saber, que Lucanord, a pesar de todo, era diferente.

Le miró y parpadeó, perdiéndose en su mirada negra, totalmente negra. Acarició su mejilla, en aquel momento Belona no pensaba en nada, no tenía planes imperiales en mente, tan sólo disfrutaba del presente. Se mordió el labio inferior también y asintió suavemente.

-Lo sé, por eso te he seguido. Si hubiera sabido que volverías, te hubiera esperado, como siempre he hecho. Pero en esta ocasión no y he tenido que tomar mi decisión y así lo he hecho, y no me arrepiento de ella. Puede que sea impulsiva y loca, pero tengo cabeza y sé tomar mis decisiones sabiamente, Lucanord, aunque no te lo pareca-comentó sin dejar de abrazarle.

Enarcó las cejas por su expresión cuand oterminó de hablar, separándose algo de él, para poder conversar con más fácilidad. ¿Qué no le habría gustado de sus palabras aquella vez? Pero esbozó una peuqeña sonrisa al escucharlo. Estaba claro que Lucanord no había entendido al completo sus palabras, o era él, con su maravillosa capacidad para explicarse que no lo conseguía, realmente, creía que era más lo segundo que lo primero. Aun así, le conocía lo suficiente, para saber, que no debía tomárselo al.

Ríe con su último comentario colocando ambas manos en la cintura. -¿Y quién ha dicho que deba de serlo? No soy una santa, nunca he afirmado serlo y nunca lo haré, porque claramente, sé, que no lo soy.-responde con una sonrisita pícara. Belona era ambiciosa e inteligente, sólo que tan sólo la usaba cuando le interesaba hacerlo, por el resto, ni movería un sólo dedo.

Miró a su alrededor, prácticaente era de noche y suspiro. -Pues bueno... aquí estamos, y ahora... ¿qué?-pregunta más por cambiar de tema y seguir la conversación. Si tuviera que hacerlo ya tendría mil y una alternativas de l oque hacer en ese planeta, pero no veía la necesidad, asi que no lo hacía por el momento. Lucanord llevaba más tiempo que ella por lo que quería saber que había descubierto y como se las había apañado.

Rodó los ojos, volvió a hacerlo, pero esbozando una sonrisita en sus labios y le miró notando como se le hinchaba el pecho de cierto orgullo. Era curiosa la sensación de ser reconocida por quien era tu mayor rival y enemigo, pero al mismo tiempo el amor de tu vida. Ahora mejor que nunca, se podía decir, que en efecto, los polos opuestos se atraen y los que se pelean, se desean. Porque todas y cada de las peleas, luchas, encuentros bélicos que había tneido con él, Belona había luchado con el dolor que le generaba aquel amor, se la calaba hasta los huesos y la hacía sufrir, luchaba contra él para sacar eso, para quitarlo de su vida y no sufrir pero al mismo tiempo para ganarlo y ser feliz. Aunque lo negase, le gustaba cuando le llamaba loca, loca de reate y demás atributos, porque Lucanord no era dado a los insultos, por lo que en su defecto, se lo tomaba coo un cumplido aunque le enfureciera y ella le llamase espagueti esmirriado de vuelta.

Se rascó la cabeza, no podía decir el pelo ya que no tenía y miro a Lucanord encogiéndose de hombros. -¿Frecuencia? ¿De que me hablas? ¡Ah ya sé! Ese cacharito que está por encima, de bueno, ya sabes. Sí... sí, hice que bajara o algo así, raro, no me preguntes, que no lo sé. Pero entré y la nave sigue ahí.-responde con simpleza tratando de hacer memoria. Si, recordaba haber hecho algo, pero a saber si lo había hecho bien. De todos modos, le daba igual, no tenía ninguna intención de volver. Porque si volvía, le volverían a quitar a Lucanord y entonces, tan sólo la fuerza sabía l oque Belona sería capaz de hacer en esa ocasión.

-¿Helados? ¿Esa cosa marrón que parecía cagalera que se te ha caído al verme? Bueno, cagalera o barro... me da igual. ¿Te refieres a eso? ¿Es comible? ¿Estás seguro?-le pregunta no fiándose al completo de todo aquello y mirando al helado en el suelo csi derretido con cierta repugnancia.

Le mira frunciendo el ceño y con cara de circunstancia. -¿El volumen? No soy tan patética y negada Lucanord.-comenta con cierto aire de suficiencia pero con dudas de si realmente no había sido el volumen lo que había termiando bajando. Se encogio de hombros, realmente lo hecho, hecho estaba y ya daba igual lamentarse. Total, no lo podía cambiar, a parte de que realmente no le importaba lo que pudieran haber llegado ver unos vulgares humanos. No se consideraba superior, bueno sí, realmente sí. Belona se consideraba superior a cualquier bicho viviente, el único que se le podía acercr a la sombra, era Lucanord y su hija, y absolutamente nadie más

Le sacó la lengua como signo de que no le importaba cuando hizo referencia al spuesto helado, lo coge cuando se lo da y lo mira con cierta retinencia, para luego mirar al sorprendido heladero, que nunca mejor dicho se estaba quedando helado. Belona le asesinó con la mirab y fue suficiente para que se fuera echando patits, dejando a los dos extraterrestres soslo de nuevo.

Tras ver que Lucanord chupaba el helado y que en efecto, no le pasaba nada. Belona, hizo lo propio y pegó un lametado al helado. Saboreo el extraño sabor, y tras decidir que no sabía tan mal a pesr de su aspecto repugnante siguio comiendo. -Tenías razón, espagueti, no estaba tan malo.¿Cómo dices que le llaman?

Mira a Lucanord entrecerrando los ojos y hace un aspaviento quitando hierro al asunto. No tenía miedo al ejército de aquel planeta, Belona no temía a las armas de fuego, había pocas cosas a las que realmente temiera. Era temeraria y en ocasiones pecaba de impulsiva. -¡Oh venga ya Lucanord! Sabes bien que pocas cosas son equiparables con nuestros sables y nuestra habilidad sobre la fuerza.-exclama sonriendo. Llevaba su sable con ella, su adorado sable, se podría decir que Belona no sería la misma sin sentir el contacto de la empuñadora metálica contra su cintura. Insintivamente la acaricio, no llegó a encerla, pero tenerla en su mano le hacía sentir poderosa.

Volvió a fruncir el ceño, sólo que está vez asesinó con la mirada a Lucanord y le miró enarcando las cejas. Rodó los ojos, no podía negarlo, había llegado a echar de menos aquel amargada, le había estado echando demasiado de menos. A modo de respuesta terminó de engullir el helado. -Eso sí, como haya algo no comestible y me lo hagas comer, pagarás al consecuencias.-le dice con la boca, todavía, algo llena.

¿Belona escuchando? Realmente, no lo hacía, tenía una vaga idea de lo que Lucanord le estaba diciendo, pero cuando comenzó su sermón, su mente desconecto. Era automático a aquellas alturas, Lucanord era de hablar mucho, de filosofar, demasiado tranquilo para el gusto de Belona, realmente, cando se ponía así, lo encontraba soporífero. Debería grabarse alguno de sus sermones para ponérselos cuando no pudiera dormir, ¿quién sabe? Quizá tenían efecto y todo. Pero sus últimas palabras le hicieron bajar de golpe a la tierra,demostrándose a sí misma, que realmente, sí le estaba prestando atención. Le mirá dolida, dolida como nunca antes lo había hecho. Le tiembla el lado inferior y sí, se le llenan los ojos de lágrimas y aparta la mirada de Lucanord. -Sí piensas que haré eso, si piensas eso de mí, cuando sabes que no es cierto, será mejor que me vaya entonces. ¿No Lucanord?-murmura tratando de controlar sus emociones y no dejarse llevar por ella, parpadea con fuerza, no quería que él la viera llorar. Da media vuelta y se separa de él, pasando una mano por sus ojos. ¿Se sentía mal? No, peor que mal. Las palabras de Lucanord le habían hecho mucho daño, le habían hecho sufrir. ¿Por qué siempre tenía que ser ella quien sufría? ¿Por qué debía ser quien se llevase siempre el dolor? ¿Por qué su amor debía tener tales conescuencias? ¿Por qué? ¿Acaso no le parecía suficiente muestra que hubiera dejado absolutamente todo por él?

Escuchó su último comentario y simplemente bufó, pero no se giró, no, no quería volver a empezar aquel círculo sin fin, no quería volver a empezar aquel ciclo de batalla tras batalla, no, se había cansado de aquello.Sólo quería uan cosa y era amar. ¿Por qué siempre se lo ponían todo tan dificil?