Más extraño que la realidad. くく Jane Vulturi.

Londres, amaba la ciudad. Las calles en la noche eran un lugar increíble para alimentarse, todos los humanos caminaban distraídos y nadie se fijaba en nadie, esa era mi táctica, y nunca fallaba. Decidí tomarme unas vacaciones del castillo y de mi familia, el señor Aro se había mostrado un poco receloso pero él sabía que yo era una persona de fiar, nunca haría nada contra la familia y tampoco los abandonaría. No empaque nada, esas cosas vánales no eran nada más que un encarte, yo siempre viajaba con lo justo, y si necesitaba algo lo compraba, el dinero no era problema cuando uno vivía eternamente.

Renté un cuarto en un pequeño hotel, no deseaba llamar la atención más de lo necesario pero para las personas era inevitable no fijarse en mí. Esperé hasta que anocheciera y me puse un vestido negro y sencillo, si me ponía mi capa medio mundo se quedaría mirándome y esa no era la idea, así que hoy sería una chica común y corriente. Salí a la calle y pensé en mi estrategia para cenar esta noche, podía hacerme la perdida, seducir a un hombre o solamente chocarme con alguien, opte por la ultima. Así que camine por las calles de la ciudad mirando al suelo, no me importaba quien fuera la víctima, no estaba en plan de elegir mucho esta noche.

No tarde mucho en golpearme con alguien, era bastante fuerte, más de lo que un humano podría serlo, levante la mirada un poco confundida y me encontré frente a un chico.

¿Por qué se me había hecho tan fuerte? Cualquier humano normal con el choque hubiera quedado un poco grogui y muy confundido, pero este chico solo parecía estar preocupado. Sus latidos estaban un poco acelerados ¿se debía a la caminata o a otra cosa? Mi presencia podía ser un poco intimidante, pero nos acabábamos de cruzar, era muy pronto para eso a menos que…Recordé inmediatamente que había dejado los lentes de contacto en el hotel, no estaba acostumbrada a ellos y pues por eso era muy fácil olvidarlos, además no planeaba hacer vida social, no necesitaba disfrazarme, aunque al parecer él ya lo había notado.

-Lo siento, estaba un poco distraída…- dije mirándolo inocentemente con mi rostro angelical, seguro no lo engañaba, aunque quien sabe, los hombres solían ser demasiado cautos y a pesar de mi joven apariencia ellos no se preocupaban por eso.

El chico tenía una sonrisa amable, podría ser considerado apuesto para los humanos, aunque para mi pasaba desapercibido eso. Menciono que no terminaba de acostumbrarse a la ciudad y a las personas, asentí levemente con mi cabeza, sabía muy bien lo que era sentirse fuera de lugar, especialmente cuando yo era de otra época muy distinta a esta, donde las calles no estaban pavimentadas y tampoco había luz eléctrica.

Enarqué una ceja cuando él me invito a tomar té. Sonreí de lado, era justo lo que yo deseaba, aunque mi idea era irme lejos con mi víctima, no sentarme a hablar y a conocerlo, siempre que te relacionas con la comida no resulta nada bueno. Me encogí de hombros. –De acuerdo, pero prefiero el café.- dije con una sonrisa en mis labios, debía fingir y eso se me daba bastante bien.

Aunque la forma en la que él me miraba me hacía sentir un poco incomoda, bufé para mí, tonterías, nadie me hacía sentir incomoda.

Sus gestos no eran normales, bueno, normales sí eran, pero no eran comunes, es como si el no fuera de esta época lo cual ciertamente llamaba mucho mi atención, ya no se encontraban caballeros de verdad, seguramente él tuvo una muy buena educación, lástima que eso no me impresionara lo suficiente como para dejarlo con vida, igual, no me importaba que educación tuvieran los humanos.

Caminamos en silencio, las calles estaban llenas de humanos, me exasperaba su presencia, no los soportaba, solo me servían de alimento ya que yo los consideraba criaturas estúpidas y egocéntricas, solo se preocupaban por el dinero y eso para mí era muy insustancial. Yo caminaba con seguridad y por un segundo noté que era el quien debía guiarme y no al contrario así que comencé a ir más distraídamente, igual tampoco tenía mucha idea de a qué lugar específicamente deseaba ir. Entramos a un lugar abarrotado de personas, al parecer todos estaban buscando refugio de el frío, yo lo sentía todo igual.

Nos ubicamos en el fondo del lugar lejos de el ruido y de las miradas curiosas. Se acercó un mesero a tomar nuestras ordenes –Un café sencillo- dije completando la frase de mi acompañante. –Y mi nombre es Jane.-

Cuando él dijo su nombre fue un poco extraño, yo no lo conocía de nada sin embargo su nombre me sonaba terriblemente familiar, ¿era algún tipo famoso? De ser así podía representar una dificultad ya que matar gente famosa traía investigaciones y papeleo, cosa que yo no deseaba hacer, y menos, levantar la más mínima sospecha sobre mí. ¡Qué desperdicio de tiempo!

Dude un poco antes de estrechar su mano, ese contacto iba más allá de lo permitido por mí y el notaría mi piel fría, todos lo hacían. ¿Mostró él preocupación? Eso sí que fue raro, es decir, me acababa de conocer, no tenía por qué preocuparse de mi temperatura corporal, sin embargo por su rostro era obvio que lo hacía, se estaba preocupando por una desconocida.

Respondí a su pregunta como si nada, cuanto antes terminara antes cenaría. –De hecho, soy turista. Vivo en Italia.- Dije como quien no quiere la cosa, igual, no le estaba dando mucha información. –¿Y usted?-

No dije nada, yo no tenía el acento muy marcado ya que al viajar tanto había perdido su fuerza, además, yo había vivido gran parte de mi vida en Italia, pero mi lugar de nacimiento fue Londres por lo cual mi verdadero acento y el que no perdía su fuerza era en inglés. Asentí levemente cuando el menciono que los dos éramos turistas aunque a diferencia de él, yo conocía Londres como la palma de mi mano, era mi hogar y además venía a menudo.

-¿Trabajo? Bueno, supongo que es interesante- dije evitando reírme de él cuando se quemó con su café, los humanos en ocasiones podían ser entretenidos.

Cuando el comentó que estaba tratando de quitarse de encima algo que no lo dejaba dormir me pareció curioso, era como si quisiera hablar del tema pero no se atreviera o no pudiera hacerlo. Cuando comento que no podía decirme de qué se trataba aumento mi curiosidad y con una sonrisa deslumbrante pregunté -¿Cree usted que no puedo guardar un secreto? Lo acabo de conocer, no es que fuera a salir a contar lo que aquí se hable…-

Me incliné hacía adelante cuando él lo hizo sin dejar de sonreír, algo ultra-secreto no podía evitar captar mi atención, seguramente era cualquier trabajo humano y sin relación con los vampiros, pero en todo caso debía asegurarme, no podía correr ningún riesgo.

-Yo hace muchos años tampoco venía, es un hermoso país- Y era cierto, yo trataba de evitar al máximo Londres ya que a pesar de ser mi hogar, no tenía muy lindos recuerdo del país donde casi me quemaron viva.