En el bosque... y tu que miras? {Didyme Vulturi}

Era frustrante, muy frustrante, vivir en la sombra, no poder acercarme a la persona que quería sopena de muerte. ¿De verdad valía vivir sin poder verle, ni tocarle? Es cierto que no estaba unida en matrimonio con el hombre más apuesto del mundo, pero su corazón, llevaba siglos prendado de él. ¿Podría aguantar mucho más? No lo sabía. En Volterra, tenía la protección de su hermano, tenía su residencia, su guarida, pero no su hogar, dejó de serlo tras el trato que llegaron al albor del amanecer siglos atrás. ¿Cómo había podido ser tan estúpida?

Su eterna vida le había enseñado muchas cosas y una de ellas era a no lamentarse ni intentar llorar por el pasado. Aunque lo sabía en ocasiones no podía evitarlo. Sus pasos por el frondoso bosque era inaudibles a oídos humanos, sus movimientos eran gráciles y Didyme se valía de su pequeña figura para pasar aun más inadvertida. Era una niña, una adolescente eterna, encerrada en eternos catorce años. Catorce años que hace milenios se consideraban media vida ya. Había pasado de ser una adulta a ser considerada una niña, y aquello, no le gustaba.

Se paró y entonces la vio. Así que ella era la híbrida de la que había oído hablar. Hija de un Cullen, uno de los hijos adoptados de Carlisle. Calisle, le echaba de menos, echaba dem enos sus conversaciones y su compañía, aquella era la razón que habíanguiado sus pasos hasta Forks, el rencontrarse con un viejo amigo, en busca de consuelo, y apoyo. No temía lo ocurrido en el pasado, ya que ella, a pesar de llevar aquel apellido, a pesar de estar unida en sangre, se podía decir que hacía tiempo que había dejado de pertenecer a su grupo y ahora se acercaba a ella movida por la curiosidad, jamás había visto un híbrido. Era, interesante y fascinante. Físicamente era mayor que ella, pero sabía que superaba su edad con creces, preculiar situación.

Estaba subida a uno de los árboles, viendo como dibujaba. Se le daba bien, no dijo nada, se dio cuenta que llevaba los auriculares puestos y no sabía si la escucharía por lo que aguardo a que detectara su olor, tampoco sabía muy bien lo que un híbrido podía y no podía hacer. Era algo totalmente nuevo para ella.

La pequeña híbrida dejó de dibujar, Didyme todavía aguardo algo más antes de bajar a ras del suelo en un salto totalmente amortiguado y silencioso. Siempre había sido buena cazadora, hacía siglo usaba sus encantos femeninos y ahora... ahora tenía que imaginar otras tetras para atraer humanos, ya que hoy en día, nadie se acostaría con alguien de su edad.

A pesar de su dieta, conocía el trato del lugar, por eso mismo había elegido Forks, entre otras cosas para su peor étapa. Didyme, tenía una condicióin peculiar, su don, o maldición, hacía que su cuerpo generase sangre, sangre que su cuerpo, no conseguía reconocer ni aceptar, por lo que se le acumulaba y llegado a un momento tenía que expulsarla, ya fuera mordiendo a alguien o vomitándola, y generalmente, siempre era el segundo. Ahí, no tenía peligro, o al menos, en eso confiaba.

Avanzó unos pasos, para mostrarse a la híbirda, sonrió levemente. y levantó ambas manos como para demostrarle que no tenía malas intenciones.-¿Tan sólo yo? No... no te preocupes, no voy a hacerte nada, ni tampoco tengo intención de cazar, conozco el trato vigente en este lugar y no lo voy a violar. Sólo vengo... vengo a ver a un viejo amigo.-dice al fin algo más tranquila y sonriendo más afablemente. -Eres Renesmee ¿Verdad?- Didyme consideraba a Bella y Edward afortunados, muy afortunados por haber tenido la opción de ser padres. Ella, no pudo serlo y ahora echaba de menos no tener la dicha de haber tenido un bebé entre sus brazos.

OFF: Didyme oficialmente está muerta, lleva el apellido Vulturi porque es el de su hermano biológico, Aro, y el de su marido, Marco. Aro la alejó de los Vulturi, bajo la amenaza que mataría a Marco si se atrevía a volver.

Bajó las manos y se mordió lentamente el labio inferior. -Soy Didyme.-le responde con simpleza a sabiendas que seguramente no supiera quien era. ¿Debería sentirse aliviada pro ello? Después de lo sucedido dudaba que la joven tuviera un grato aprecio a su familia y menos a su hermano, por lo que esperaba que no diera la voz de alarma. Saltaba a la vista que era muy diferente a lo que la mayoría tendía a suponer.

Se sentó o más bien recostó cerca de Renesmee mirando de reojo su pequeña obra de arte. -Dibujas muy bien.-le comenta con una sonrisita, quería caer bien, realmente necesitaba tener alguna relación con algun que otro ser. Lo necesitaba, o se volvería loca, loca de desesperación.

Sonrío a la híbrida, mientras miraba a su alrededor. Era un bonito lugar, un gran lugar para perderse. Los Cullen había escogido bien, apenas había sol y era un lugar en apariencia apartado de todo signo visible de civilización, aquello, para vampiros tradicionales como Didyme, podría suponer un problema pero teniendo en cuenta la dieta de la familia, este lugar, sin lugar a dudas era el más propicio.

-Bueno, es mucho mejor de lo que yo podría hacer, seguramente.-le responde tras mirarle con amabilidad por lo dicho del dibujo. A pesar de ser una vapmira, Didyme seguía siendo muy emotiva y expresiva, sin lugar a dudas era de las vapmiras más humanas con las que te pudieras encontrar.

Se colocó el pelo detrás de la oreja y suspiró, había llegado la hora de desembuchar, por como le había mirado Renesmee podría deducir que sabía quien era. -Pues bueno... todo el mundo vampírico conoce tu nombre. Fue.. fue una gran hazaña lo que conseguisteis. Mi hermano no es compasivo, Cayo tampoco y mi esposo... -baja el tono de la voz, se la veía triste, no continuó, no tenía fuerzas para ello. Trató de recomponerse lo más pronto que tuvo. -Así que supongo, que ya sabes de donde vengo ¿no?