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Black Sheep · Sean White
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Black Sheep · Sean White
Salió más temprano de lo que acostumbraba, pues había prometido ir por la compra y en sus planes estaba sorprender a Gwen con algo delicioso para comer, porque todo siempre lo hacía ella y él entonces se sentía como un aprovechado. Bien podría haber decidido encargarse del aseo de la casa, pero temió que si hacía eso, las cosas acabarían en desastre, así que era mejor que comenzara con algo que sí supiese hacer.
Caminó con la confianza desprendiéndose de cada uno de sus pasos, aún cuando no estaba seguro de que seguía la ruta correcta. No llevaba el tiempo suficiente en el barrio como para poder ubicarse con facilidad, pero se fiaba de sus instintos, y al menos sabía regresar a casa desde cualquier punto de la ciudad. Buscó algún supermercado cercano, y aunque acabó alejándose más de lo que planeó, sí encontró el lugar que buscaba. Apuró el paso, ahora que sabía dónde tenía que llegar, pero algo le detuvo. Volteó la vista hacia el callejón que tenía a un lado y se encontró con una pelea, bastante dispareja, por cierto. Cuatro contra uno, y al pobre chico lo estaban haciendo bolsa.
¿Qué tenía Shane en la cabeza? Aire, probablemente. Porque lo que hizo fue lanzarse directamente en ayuda de aquel joven, que había sido compañero suyo en el instituto. Esa vocesilla chillona la reconocería en cualquier parte. A base de puño limpio, logró dejar que el chico escapase, quizás no tan a salvo pero sí con su billetera. ¡Punto para Shane! Ahora faltaba la parte importante; salir entero de ahí. Era capaz de aguantar unos cuantos golpes duros y de devolverlos triunfante; no por nada había sobrevivido con los mastodontes que le habían dado por hermanos, si después de todo, él era el mayor y tenía que imponerse. Pero la diferencia esta vez estaba en que estos tipos no estaban jugando, y ahora era a él quien estaban usando de saco de boxeo.
Caminó con la confianza desprendiéndose de cada uno de sus pasos, aún cuando no estaba seguro de que seguía la ruta correcta. No llevaba el tiempo suficiente en el barrio como para poder ubicarse con facilidad, pero se fiaba de sus instintos, y al menos sabía regresar a casa desde cualquier punto de la ciudad. Buscó algún supermercado cercano, y aunque acabó alejándose más de lo que planeó, sí encontró el lugar que buscaba. Apuró el paso, ahora que sabía dónde tenía que llegar, pero algo le detuvo. Volteó la vista hacia el callejón que tenía a un lado y se encontró con una pelea, bastante dispareja, por cierto. Cuatro contra uno, y al pobre chico lo estaban haciendo bolsa.
¿Qué tenía Shane en la cabeza? Aire, probablemente. Porque lo que hizo fue lanzarse directamente en ayuda de aquel joven, que había sido compañero suyo en el instituto. Esa vocesilla chillona la reconocería en cualquier parte. A base de puño limpio, logró dejar que el chico escapase, quizás no tan a salvo pero sí con su billetera. ¡Punto para Shane! Ahora faltaba la parte importante; salir entero de ahí. Era capaz de aguantar unos cuantos golpes duros y de devolverlos triunfante; no por nada había sobrevivido con los mastodontes que le habían dado por hermanos, si después de todo, él era el mayor y tenía que imponerse. Pero la diferencia esta vez estaba en que estos tipos no estaban jugando, y ahora era a él quien estaban usando de saco de boxeo.
Shane T. Rowe- █ Mensajes : 25
█ Puntos : 133
█ Sexo :
Re: Black Sheep · Sean White
Tal y como había sido planeado, la bala había ido a parar al pecho de aquel hombre que salía de su limusina, en plena avenida a plena luz del día. Así, sonaba tonto, descuidado y peligroso para un asesino a sueldo, pero esas habían sido las especificaciones de su contrato: "Debe ser lo más público posible. Sus amigos deben ver lo que les pasa a la gente de su tipo.". Eso era lo que le había dicho su cliente, y así lo había hecho. A Sean White no le preocupaba que alguien se hubiera dado cuenta de que había sido él el que había disparado, se encontraba en una azotea con una vista perfecta de la calle, pero desde abajo su rostro no sería visible, además de que estaba cubierto por su traje blanco, el que siempre usaba para cumplir sus objetivos y que cubría parte de su rostro con una capucha blanca. El arma que había usado era muy especial: un mecanismo de cañón de corredera instalado en su muñeca, justo debajo de su cuchilla oculta, un arma de los Asesinos. Las balas que había usado eran de un calibre bajo y se asemejaban un poco a perdigones, por lo que no se destruían al contacto y por lo cual era difícil determinar en qué dirección había venido, y su cuchilla por su lado, estaba fabricada con lo que los Asesinos llamaban "metal maleable", un tipo de acero purificado y liviano que no dejaba marcas irregulares al hacer heridas.
Sean estaba cubierto, era irrastreable. Nadie podía ubicar sus armas ni encontrarlo mediante ellas, y años de entrenamiento lo habían vuelto capaz de moverse en la ciudad evadiendo las cámaras lo mayor posible para que su rostro no fuera descubierto, y aunque así fuera, los conocimientos informáticos que desde joven había aprendido a utilizar lo convertían en un pirata capaz de reprogramar los servidores de cualquier agencia, sin importar que fuera gubernamental o no. Así, sus registros estaban limpios y siempre contaba con una coartada, además de que borraba cada registro que lo relacionara de alguna forma con cualquiera de sus "misiones". Y por si eso no fuera suficiente, tenía a los Asesinos detrás suyo, limpiando cada uno de sus desastres para que así se evitara que sus nombres salieran a la luz por investigar a Sean. Estaba perfectamente cubierto, y era casi inmune, pero aún así, debía huir. Acababa de asesinar a un tal Dino Fizboni, un cabecilla de la mafia italiana instalada en Seattle, y tendría a toda su banda, sin mencionar a los policías detrás suyo. Tenía que alejarse del lugar lo más rápido posible.
Comenzó a correr, saltando de tejado en tejado tal y como le habían enseñado durante su entrenamiento, con una gran agilidad para esquivar obstáculos sin perder velocidad. Se arrastró debajo de una tubería y se levantó rápidamente, giro por encima de un aparato de ventilación, se deslizó por un tubo para bajar a un techo más bajo, una agilidad sorprendente y que solo era comparable a la de muy pocos atletas.
A medida que se alejaba, aminoraba un poco el paso, pero nunca deteniéndose. De vez en cuando bajaba la mirada a las calles para asegurarse de que no lo vieran, y así era, pero hubo un callejón en el que se detuvo durante unos segundos a observar. Lo que veía eran unos sujetos altos, fornidos, quizás de su edad o mayores, golpeando a otros dos. Unos chicos de secundaria quizás. No tenía tiempo para distracciones, debía huir de ese lugar, pero por lo menos dejaría a los jóvenes chicos en igualdad de condiciones con los otros. Bajó por unas escaleras de incendios que estaban a sus pies y saltó desde ellas, aterrizando entre los chicos y los delincuentes, encarando a estos últimos, sin decir una palabra. -¿Qué diablos es esto?- Preguntó el que estaba ubicado en el centro, aparentemente el que lideraba la banda. -¿Qué clase de estúpido disfraz es ese?- Preguntó con una sonrisa burlona, a lo cual sus acompañantes se unieron. -Ni siquiera voy a pedírtelo. Deja a los chicos en paz y lárgate, o te destrozo ahora mismo.- La banda rió burlonamente antes de advertirle a Sean quienes eran, algo acerca de unos "Tiburones de Seattle" o algo así, Sean no le prestó atención, pero en cuanto vio la mínima distracción en sus oponentes, se lanzó hacia ellos. Comenzó lanzando certeros golpes a puntos nerviosos, y en cuanto un puñetazo se dirigía a él lo frenaba y contraatacaba con rapidez. Así en menos de 5 minutos sus rivales estaban en el suelo, aturdidos y adoloridos, y sólo quedaba White en pie.
Entonces Sean se volteó lo suficientemente rápido como para ver a los chicos sin que estos vieran su rostro, y al comprobar que uno de ellos se ponía en pie, corrió sobre un contenedor de basura, pateando la pared para impulsarse hacia arriba, nuevamente a la escalera de incendios y salir corriendo. Ahora si, debía largarse, y rápido.
Sean estaba cubierto, era irrastreable. Nadie podía ubicar sus armas ni encontrarlo mediante ellas, y años de entrenamiento lo habían vuelto capaz de moverse en la ciudad evadiendo las cámaras lo mayor posible para que su rostro no fuera descubierto, y aunque así fuera, los conocimientos informáticos que desde joven había aprendido a utilizar lo convertían en un pirata capaz de reprogramar los servidores de cualquier agencia, sin importar que fuera gubernamental o no. Así, sus registros estaban limpios y siempre contaba con una coartada, además de que borraba cada registro que lo relacionara de alguna forma con cualquiera de sus "misiones". Y por si eso no fuera suficiente, tenía a los Asesinos detrás suyo, limpiando cada uno de sus desastres para que así se evitara que sus nombres salieran a la luz por investigar a Sean. Estaba perfectamente cubierto, y era casi inmune, pero aún así, debía huir. Acababa de asesinar a un tal Dino Fizboni, un cabecilla de la mafia italiana instalada en Seattle, y tendría a toda su banda, sin mencionar a los policías detrás suyo. Tenía que alejarse del lugar lo más rápido posible.
Comenzó a correr, saltando de tejado en tejado tal y como le habían enseñado durante su entrenamiento, con una gran agilidad para esquivar obstáculos sin perder velocidad. Se arrastró debajo de una tubería y se levantó rápidamente, giro por encima de un aparato de ventilación, se deslizó por un tubo para bajar a un techo más bajo, una agilidad sorprendente y que solo era comparable a la de muy pocos atletas.
A medida que se alejaba, aminoraba un poco el paso, pero nunca deteniéndose. De vez en cuando bajaba la mirada a las calles para asegurarse de que no lo vieran, y así era, pero hubo un callejón en el que se detuvo durante unos segundos a observar. Lo que veía eran unos sujetos altos, fornidos, quizás de su edad o mayores, golpeando a otros dos. Unos chicos de secundaria quizás. No tenía tiempo para distracciones, debía huir de ese lugar, pero por lo menos dejaría a los jóvenes chicos en igualdad de condiciones con los otros. Bajó por unas escaleras de incendios que estaban a sus pies y saltó desde ellas, aterrizando entre los chicos y los delincuentes, encarando a estos últimos, sin decir una palabra. -¿Qué diablos es esto?- Preguntó el que estaba ubicado en el centro, aparentemente el que lideraba la banda. -¿Qué clase de estúpido disfraz es ese?- Preguntó con una sonrisa burlona, a lo cual sus acompañantes se unieron. -Ni siquiera voy a pedírtelo. Deja a los chicos en paz y lárgate, o te destrozo ahora mismo.- La banda rió burlonamente antes de advertirle a Sean quienes eran, algo acerca de unos "Tiburones de Seattle" o algo así, Sean no le prestó atención, pero en cuanto vio la mínima distracción en sus oponentes, se lanzó hacia ellos. Comenzó lanzando certeros golpes a puntos nerviosos, y en cuanto un puñetazo se dirigía a él lo frenaba y contraatacaba con rapidez. Así en menos de 5 minutos sus rivales estaban en el suelo, aturdidos y adoloridos, y sólo quedaba White en pie.
Entonces Sean se volteó lo suficientemente rápido como para ver a los chicos sin que estos vieran su rostro, y al comprobar que uno de ellos se ponía en pie, corrió sobre un contenedor de basura, pateando la pared para impulsarse hacia arriba, nuevamente a la escalera de incendios y salir corriendo. Ahora si, debía largarse, y rápido.
Sean White- █ Mensajes : 4
█ Puntos : 8
█ Sexo :
Re: Black Sheep · Sean White
No quería ni pensar en cómo acabaría aquella situación; hacerlo podía resultar un poco hiriente para su autoestima. Y aunque lo hubiera hecho, jamás hubiera acertado a lo que ocurrió realmente. Cayó algo del cielo. Bueno, alguien, para ser más exactos. A Shane, dentro de su atolondrada cabecita, se le ocurrió que era como un ninja, vestido de blanco, y estuvo a punto de mandar a callar a los imbéciles que se reían de él, pero no hizo falta, porque el ninja podía defenderse solo, y vaya que sí.
Atónito, Shane observó cómo el recién llegado se encargaba de todos y cada uno de los tipos con los que hasta hace un segundo estaba golpeándose. ¡Era mejor que ver una película! En menos de cinco minutos había acabado. Se enderezó, terminando de ponerse en pie, con la intención de hablarle al extraño, pero en cuanto lo vió, salió corriendo.
—Eh, ¡espera!— No se detuvo a pensarlo, y se apresuró en seguirlo escaleras arriba. Corrió a todo lo que daba su cuerpo en ese momento, procurando mantener la respiración estable porque ahí estaba la clave de todo. Corrió como si tuviese que taclear al jugador que llevaba la pelota para conseguir marcar un tochdown justo antes de que se acabase el partido. La adrenalina que quedó luego de todo lo que acababa de ocurrir era lo que le mantenía de una pieza y en pie. Era suficiente incluso como para atreverse a saltar del tejado de un edificio al otro. —¡Detente!— Le gritó. Shane se obligó a parar, porque lo que le quedaba de sensatez en su cabeza le dijo que si seguía así se mataría. Pero ah, si veía que el ninja no le hacía caso, pues continuaría.
Atónito, Shane observó cómo el recién llegado se encargaba de todos y cada uno de los tipos con los que hasta hace un segundo estaba golpeándose. ¡Era mejor que ver una película! En menos de cinco minutos había acabado. Se enderezó, terminando de ponerse en pie, con la intención de hablarle al extraño, pero en cuanto lo vió, salió corriendo.
—Eh, ¡espera!— No se detuvo a pensarlo, y se apresuró en seguirlo escaleras arriba. Corrió a todo lo que daba su cuerpo en ese momento, procurando mantener la respiración estable porque ahí estaba la clave de todo. Corrió como si tuviese que taclear al jugador que llevaba la pelota para conseguir marcar un tochdown justo antes de que se acabase el partido. La adrenalina que quedó luego de todo lo que acababa de ocurrir era lo que le mantenía de una pieza y en pie. Era suficiente incluso como para atreverse a saltar del tejado de un edificio al otro. —¡Detente!— Le gritó. Shane se obligó a parar, porque lo que le quedaba de sensatez en su cabeza le dijo que si seguía así se mataría. Pero ah, si veía que el ninja no le hacía caso, pues continuaría.
Shane T. Rowe- █ Mensajes : 25
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