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Disturbing Behavior → Peter Parker
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Disturbing Behavior → Peter Parker
New York era lo más parecido a la aldea de lluvia que Madara había visto en todo su tiempo fuera de la antigua Asia, y eso que, para éste entonces, el mundo estaba habitado por miles de metrópolis. No era un mal recuerdo, a decir verdad, la aldea de la lluvia había sido hogar de muchas trastadas suyas, por decirlo de una forma infantil, así que estar aquí le resultaba algo familiar. Lo único que impedía la total complementación de todo, era la falta de lluvia, pues el cielo se encontraba lo suficientemente nublado el día de hoy como para que el sol no se pudiese ver en, al menos, unas cuantas horas.
El Uchiha transitaba las calles inundadas de seres humanos, sintiéndose un poco ahogado entre tanta inferioridad. Sin embargo había algo en los humanos de ahora que le atraía mucho más que en los antiguos: eran egoístas. Cada uno andaba por su lado, aún en calles tan pobladas y llenas de transeúntes, cada quién no prestaba atención a lo que el otro hacía, siempre pendiente de lo personal. Más de una vez logró observar como alguien se caía y se tenía que levantar solo, pues nadie estaba dispuesto a ayudarle. Sí, le gustaba eso, mientras más grande fuese el egoísmo habitado en los corazones humanos, más rápido el mundo pasaba a ser destruido por ellos mismos.
Él no movería ni un solo dedo.
Una sonrisa surcó su rostro, alegrándole un tanto el día el tener pensamientos tan… Relativamente coloridos, pues eran buenos sólo a la vista suya. Su caminar sin fin le llevó a pasar frente un callejón, allí se encontraba un vagabundo agonizante, el cual no paraba de rogar ayuda. Madara se adentró hasta situarse frente a él, agachándose para quedar a su altura, pues el desdichado hombre se encontraba sentado a duras penas – Tienes suerte, hoy me encuentro con una aparente misericordia – Sus ojos se iluminaron de color rojizo, dando entrada a ese poder ocular que tanto le caracterizaba. El vagabundo se sorprendió en un primer momento, pero luego sintió que todos sus males habían acabado, se llenó de paz. Madara sonrió de una forma sádica, viendo como los ojos ajenos perdían la vida hasta apagarse totalmente.
El cuerpo muerto lentamente cayó acostado. Madara se levantó sin preocupación de que le hubiesen visto, puesto en realidad nunca llegó a tocarle y, además, dudaba que alguien le diese importancia a la perdida tan insignificante. ¿Qué había hecho? Te preguntaras. No, él no es Dios como para matar con la vista. El vagabundo estaba lleno de heridas, y se mantenía vivo por aferrarse al no querer morir. Madara le brindó una ilusión de paz, provocando que se dejara vencer y terminase por sucumbir ante las heridas causadas por, lo más seguro, alguna pelea callejera. En sí, a su punto de vista, le había brindado la salvación.
Con algo de mejor humor se dispuso a salir de ese asqueado callejón, pero sus sentidos le pusieron alerta de que alguien estaba observando. Con su poder ocular desactivado, con el fin de actuar inocente, ladeó su rostro hacia ese lugar de donde sentía provenir la penetrante mirada, esbozando una sonrisa amable hacia su observador.
El Uchiha transitaba las calles inundadas de seres humanos, sintiéndose un poco ahogado entre tanta inferioridad. Sin embargo había algo en los humanos de ahora que le atraía mucho más que en los antiguos: eran egoístas. Cada uno andaba por su lado, aún en calles tan pobladas y llenas de transeúntes, cada quién no prestaba atención a lo que el otro hacía, siempre pendiente de lo personal. Más de una vez logró observar como alguien se caía y se tenía que levantar solo, pues nadie estaba dispuesto a ayudarle. Sí, le gustaba eso, mientras más grande fuese el egoísmo habitado en los corazones humanos, más rápido el mundo pasaba a ser destruido por ellos mismos.
Él no movería ni un solo dedo.
Una sonrisa surcó su rostro, alegrándole un tanto el día el tener pensamientos tan… Relativamente coloridos, pues eran buenos sólo a la vista suya. Su caminar sin fin le llevó a pasar frente un callejón, allí se encontraba un vagabundo agonizante, el cual no paraba de rogar ayuda. Madara se adentró hasta situarse frente a él, agachándose para quedar a su altura, pues el desdichado hombre se encontraba sentado a duras penas – Tienes suerte, hoy me encuentro con una aparente misericordia – Sus ojos se iluminaron de color rojizo, dando entrada a ese poder ocular que tanto le caracterizaba. El vagabundo se sorprendió en un primer momento, pero luego sintió que todos sus males habían acabado, se llenó de paz. Madara sonrió de una forma sádica, viendo como los ojos ajenos perdían la vida hasta apagarse totalmente.
El cuerpo muerto lentamente cayó acostado. Madara se levantó sin preocupación de que le hubiesen visto, puesto en realidad nunca llegó a tocarle y, además, dudaba que alguien le diese importancia a la perdida tan insignificante. ¿Qué había hecho? Te preguntaras. No, él no es Dios como para matar con la vista. El vagabundo estaba lleno de heridas, y se mantenía vivo por aferrarse al no querer morir. Madara le brindó una ilusión de paz, provocando que se dejara vencer y terminase por sucumbir ante las heridas causadas por, lo más seguro, alguna pelea callejera. En sí, a su punto de vista, le había brindado la salvación.
Con algo de mejor humor se dispuso a salir de ese asqueado callejón, pero sus sentidos le pusieron alerta de que alguien estaba observando. Con su poder ocular desactivado, con el fin de actuar inocente, ladeó su rostro hacia ese lugar de donde sentía provenir la penetrante mirada, esbozando una sonrisa amable hacia su observador.
Madara Uchiha- █ Mensajes : 16
█ Puntos : 168
█ Cumpleaños : 24/12/1000
█ Edad : 1023
█ Localización : ¡Detrás de ti!
█ Humor : Por los cojones.
█ Sexo :
Re: Disturbing Behavior → Peter Parker
Hoy era uno de esos días libres en los que Peter Parker disfrutaba: sin deberes, sin muchas preocupaciones... Solo tenía que preocuparse por lo que oía en la radio que llevaba siempre con él, interfiriendo la radio de la Policía.
Caminaba por las calles nubladas de Nueva York, un lugar caótico, más si el clima se convierte en algo que la mayoría no disfruta al caminar por la calle. Su mochila bien sujetada se encontraba en su espalda y su cámara se encontraba colgada de su cuello y bien sujeta por su mano, sabiendo que en cualquier momento alguien podría intentar arrancársela y salir de su vista, cosa de la que se podrían arrepentir.
Esa cámara era algo así como su vida, le había ayudado a captar hermosos momentos, aunque algunos no tanto, pero todos de buena calidad y con un gran significado. Se puso la capucha del saco que llevaba bajo su chaqueta, no por la lluvia que venía en camino, solo quería ocultarse un poco mientras caminaba entre la multitud.
Los neoyorquinos caminaban llenos de prisa, preocupados por asuntos profesionales o familiares, a veces empujándose llenos de rabia y provocando malas miradas entre extraños. Peter estaba atento a los sonidos, siempre lo estaba, sus sentidos agudizados no le permitían relajarse por completo.
De repente sintió una extraña sensación, su sentido arácnido le estaba alertando. Esto provocó que sus pies se frenaran, atento al cambio. Disimuladamente tomó su cámara y ayudándose del foco intentó identificar quien era el responsable de tan sensación en su cuerpo. Respiró profundo, buscando en cada ventana, en el andén... Siempre tomando fotos para disimular un poco. Pero de repente el foco apuntó a un hombre que se encontraba al otro lado de la calle, mirando a un vagabundo que momentos antes se encontraba implorando ayuda.
Su dedo se movía rápido, tomando bastantes fotos de la silueta del hombre, pero sus ojos se abrieron como platos cuando el vagabundo cayó acostado en el suelo y el hombre salía con una sonrisa, mirando a Peter. Bajó la cámara, demasiado sorprendido por lo que acababa de suceder. Tomó su cámara de nuevo y rápidamente tomó una foto del hombre que lo seguía observando. Su sentido arácnido le alertó de nuevo, haciendo que tomara aire, algo preocupado.
Su mirada volvió al vagabundo. ¿Estaría muerto? Dejó colgando su cámara y pasó la calle, corriendo, apresurado para verificar el estado del hombre que yacía en el suelo mugroso del callejón. Se agachó y tomó sus signos vitales, aunque no pudo sentir ninguna pulsación. –¿Señor?–intentó reanimarlo mientras lo acomodaba en el suelo y hacía una especie de masaje cardiaco. Algo inútil en realidad. De repente sintió una presencia extraña cercana a él. No levantó la mirada mientras seguía reanimando (o intentando reanimar) al vagabundo que por fin descansaba en paz.
Caminaba por las calles nubladas de Nueva York, un lugar caótico, más si el clima se convierte en algo que la mayoría no disfruta al caminar por la calle. Su mochila bien sujetada se encontraba en su espalda y su cámara se encontraba colgada de su cuello y bien sujeta por su mano, sabiendo que en cualquier momento alguien podría intentar arrancársela y salir de su vista, cosa de la que se podrían arrepentir.
Esa cámara era algo así como su vida, le había ayudado a captar hermosos momentos, aunque algunos no tanto, pero todos de buena calidad y con un gran significado. Se puso la capucha del saco que llevaba bajo su chaqueta, no por la lluvia que venía en camino, solo quería ocultarse un poco mientras caminaba entre la multitud.
Los neoyorquinos caminaban llenos de prisa, preocupados por asuntos profesionales o familiares, a veces empujándose llenos de rabia y provocando malas miradas entre extraños. Peter estaba atento a los sonidos, siempre lo estaba, sus sentidos agudizados no le permitían relajarse por completo.
De repente sintió una extraña sensación, su sentido arácnido le estaba alertando. Esto provocó que sus pies se frenaran, atento al cambio. Disimuladamente tomó su cámara y ayudándose del foco intentó identificar quien era el responsable de tan sensación en su cuerpo. Respiró profundo, buscando en cada ventana, en el andén... Siempre tomando fotos para disimular un poco. Pero de repente el foco apuntó a un hombre que se encontraba al otro lado de la calle, mirando a un vagabundo que momentos antes se encontraba implorando ayuda.
Su dedo se movía rápido, tomando bastantes fotos de la silueta del hombre, pero sus ojos se abrieron como platos cuando el vagabundo cayó acostado en el suelo y el hombre salía con una sonrisa, mirando a Peter. Bajó la cámara, demasiado sorprendido por lo que acababa de suceder. Tomó su cámara de nuevo y rápidamente tomó una foto del hombre que lo seguía observando. Su sentido arácnido le alertó de nuevo, haciendo que tomara aire, algo preocupado.
Su mirada volvió al vagabundo. ¿Estaría muerto? Dejó colgando su cámara y pasó la calle, corriendo, apresurado para verificar el estado del hombre que yacía en el suelo mugroso del callejón. Se agachó y tomó sus signos vitales, aunque no pudo sentir ninguna pulsación. –¿Señor?–intentó reanimarlo mientras lo acomodaba en el suelo y hacía una especie de masaje cardiaco. Algo inútil en realidad. De repente sintió una presencia extraña cercana a él. No levantó la mirada mientras seguía reanimando (o intentando reanimar) al vagabundo que por fin descansaba en paz.
Peter B. Parker- █ Mensajes : 33
█ Puntos : 133
█ Localización : Nueva York y sus alrededores.
█ Humor : Depende de la situación.
█ Sexo :
Re: Disturbing Behavior → Peter Parker
La cámara fue lo que llamó más su atención, aunque en realidad no se encontraba bajo ningún tipo de temor a ser visto o publicado; siempre ha pensado que mientras más sepan de él, mejor. Además, como pensaba anteriormente, nadie le vio más que agacharse y verle, lo otro es coincidencia. ¿Cómo es qué se suele decir? Ah, ya: se es inocente hasta que se demuestre lo contrario. En este caso Madara estaba lejos de poseer inocencia, pero una cosa es que él lo supiese y otro cosa el que los demás se diesen cuenta, que él para fingir estaba hecho todo un experto.
Su mirada no bajó ni un momento, mirando directamente al lente de la cámara a sabiendas de que el ojo ajeno le tenía puesta la vista encima. Su sonrisa reflejaba una amabilidad pura y genuina, sin ánimos escondidos puesto que eso sólo terminaría por levantar sospechas. Por un momento pensó que el joven iría por su lado o armaría un escándalo por lo visto; sin embargo éste rápidamente se movilizo e intento reanimar al ya muerto vagabundo, como si le doliese la perdida que en realidad no era suya.
Ha muerto – Su voz sonó con cierto dolor y pesadez, claramente fingidas pero muy difícil de que otros se diesen cuenta de eso – He intentado darle algo de dinero, pero las heridas le ganaron – Suspiró, como si se estuviese resignando, alegando que era un trauma que no superaría en mucho tiempo. Su cuerpo se recostó por sobre la pared que tenía un lado, a la entrada del callejón, llevando sus manos a su rostro para así taparlo con ahínco y dolor fingido – Morir así, debe ser… - Su voz se entrecortó, dejando salir un quejido de llanto, como si hubiese sido coqueado por el acontecimiento.
Vale, que tú de seguro dices que es sospechoso el que sonría y luego llore. Pero en su defensa, sonrió amablemente, como cualquiera hace, fingió estar fuerte pero luego sucumbió ante el trauma de ver tan garrafal muerte. ¿A qué mola? Sí señores, es que se los digo, actor como éste Madara, ninguno.
Prosiguió en su repentino y traumático llanto, intentando detenerlo para no pasar pena ante el muchacho. Ya saben, todo con estilo y masculinidad – Lo siento, es que me ha sorprendido – Se disculpo entre varias bocanadas de aire, queriendo recuperarse de todo ese llanto lleno de dolor torturante – Deberíamos llevarlo a alguna morgue de hospital – Sugirió con preocupación, dando un par de pasos hasta el joven y agachándose a su lado – Ayúdame a cargarlo – Le miro con amabilidad, dejando ver sus llorosos ojos para agregarle algo más de drama al asunto.
Madara bien estaba regido por el orgullo, pero también tenía como táctica predilecta el fingir confianza y ganarse la de los demás. Por otro lado, ese joven parecía tener algo que llamaba la atención del Uchiha, y cuando se trata de cosas que le interesan, pues nada, que va a por ellas, las usa y las mata.
Su mirada no bajó ni un momento, mirando directamente al lente de la cámara a sabiendas de que el ojo ajeno le tenía puesta la vista encima. Su sonrisa reflejaba una amabilidad pura y genuina, sin ánimos escondidos puesto que eso sólo terminaría por levantar sospechas. Por un momento pensó que el joven iría por su lado o armaría un escándalo por lo visto; sin embargo éste rápidamente se movilizo e intento reanimar al ya muerto vagabundo, como si le doliese la perdida que en realidad no era suya.
Ha muerto – Su voz sonó con cierto dolor y pesadez, claramente fingidas pero muy difícil de que otros se diesen cuenta de eso – He intentado darle algo de dinero, pero las heridas le ganaron – Suspiró, como si se estuviese resignando, alegando que era un trauma que no superaría en mucho tiempo. Su cuerpo se recostó por sobre la pared que tenía un lado, a la entrada del callejón, llevando sus manos a su rostro para así taparlo con ahínco y dolor fingido – Morir así, debe ser… - Su voz se entrecortó, dejando salir un quejido de llanto, como si hubiese sido coqueado por el acontecimiento.
Vale, que tú de seguro dices que es sospechoso el que sonría y luego llore. Pero en su defensa, sonrió amablemente, como cualquiera hace, fingió estar fuerte pero luego sucumbió ante el trauma de ver tan garrafal muerte. ¿A qué mola? Sí señores, es que se los digo, actor como éste Madara, ninguno.
Prosiguió en su repentino y traumático llanto, intentando detenerlo para no pasar pena ante el muchacho. Ya saben, todo con estilo y masculinidad – Lo siento, es que me ha sorprendido – Se disculpo entre varias bocanadas de aire, queriendo recuperarse de todo ese llanto lleno de dolor torturante – Deberíamos llevarlo a alguna morgue de hospital – Sugirió con preocupación, dando un par de pasos hasta el joven y agachándose a su lado – Ayúdame a cargarlo – Le miro con amabilidad, dejando ver sus llorosos ojos para agregarle algo más de drama al asunto.
Madara bien estaba regido por el orgullo, pero también tenía como táctica predilecta el fingir confianza y ganarse la de los demás. Por otro lado, ese joven parecía tener algo que llamaba la atención del Uchiha, y cuando se trata de cosas que le interesan, pues nada, que va a por ellas, las usa y las mata.
Madara Uchiha- █ Mensajes : 16
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█ Cumpleaños : 24/12/1000
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