Ficha de Kerian Dimitri Schwann Knight.

Nació bajo el nombre de Kerian Dimitri Schwann Knight y del vientre de una mujer llamada Alice (de soltera, Knight.) acompañada de un destino errático a causa de la muerte de su esposo (en 1887, casi dos años del nacimiento de Kerian) y sin embargo de humano siempre había creído que era ella era peculiarmente fuerte para lo que eran las mujeres en ese entonces, manteniendo esta afirmación hasta el día de hoy.
Creció en un ambiente calmo pues vivía en Sheffield, que por aquél era una ciudad dentro de todo pequeña en Inglaterra.
El rasgo más humanos adquirido que perduraría a lo largo de su inmortalidad posterior fue el hábito de lectura heredado de su madre y la curiosidad por el arte en distintas ramas así como la mayoría de sus gustos son un dejo de esa época en la que vivía con esa mujer. Cuando él ya tenía un poco más de 22 años, Alice enfermó de diabetes pero no fue pronosticada a tiempo y finalmente sus bajas y altas de insulina la mataron. Así continuó viviendo en solitario por los años que consiguieron la muerte de su madre, primero se mudó de Sheffield para vivir con unos familiares de su madre. Vivió allí con sus tíos maternos algunos años hasta completar sus estudios en Sociología a la edad de 26 años y fue entonces cuando decidió darse tiempo para viajar. No era muy adinerado pero para vagar no necesitaría demasiado esfuerzo económico y fue así que vagó por algunos pueblos más pequeños en Inglaterra. Sin embargo con todo el esplendor de las mejoras tecnológicas en el mundo, Francia llamó particularmente su atención puesto todos los humanos estaban fascinados con la Belle epoque apareciendo ante sus ojos, tanto así que decidió ir por ella cosa que fue fácil gracias a la cercanía geográfica de ambos países. Una vez en Francia pudo profundizar sus conocimientos en arte y literatura y música, ciertamente estaba en un ambiente cultural mucho más cómodo. Pero no todo sería tan adorable en aquél viaje.
Era normal por aquel entonces que Kerian se paseara en el anochecer por las calles de Paris, siendo un joven entusiasta e interesado por el arte, en las horas en que se escondía el sol buscaba teatros para sumirse en sus obras y luego de estas volvía a la residencia caminando, nada de lujos. Lo habría hecho muchas veces y jamás había ocurrido algo que le indicara que estaba en peligro, y cómo podría saber que justamente esa noche, un frío 6 de enero de 1911, saliendo del teatro cercano a la residencia donde se albergaba por el momento sería atacado por…¿Un demonio? No sabía cómo describirlo, y todo ocurrió tan rápido que los recuerdos sobre el evento son escasos. Podía notar que se trataba de una fémina quién lo había atacado, lo había mordido con fuerza y segundos después el veneno recorría su cuerpo. Sabía que no lo había matado porque otra voz, también de una mujer, había aparecido y ambos seres lo dejaron solo, allí tirado, en un callejón a pocas cuadras del teatro. Cuando despertó, no entendía qué había sucedido, ni por qué sentía esa necesidad de sangre…sangre humana.
Le tomó los años siguientes acostumbrarse a su sed y a todo lo que su nueva naturaleza significó, al principio estaba escéptico al respecto, no podía creer en la palabra ‘vampiro’ pero allí estaba él, más de una vez atacando a una persona inocente para tomar su sangre y vaciarlo de ésta. Durante todo este proceso vivió en Francia como profesor de inglés, cambiando de ciudad constantemente, a veces pueblos pequeños, algunos años después de nuevo Paris. Allí aprendió francés con bastante fluidez. La experiencia de vivir en Francia le hizo convencerse que para mantenerse entre humanos sin sospechas sobre lo que ahora era y que debería conseguir un trabajo y establecerse quizás por más tiempo entre cambio y cambio, puesto sabía que no podría quedarse allí por siempre sin ser eso sospechoso. Al mismo tiempo que se convencía de lo estúpidos que podían ser los humanos, inclusive el mismo cuando era uno, de repente tenía obras de arte frente a él y cómo podía ser que estos humanos tan...inútiles, crearan cosas maravillosas? Francia, sin duda alguna, había marcado sentimientos encontrados en él. Sí mortales podían hacer eso, ¿Por qué desperdiciaban su vida? Claramente venían fallados muchos de ellos, según él. Y esto, le quitaba algo de culpa de asesinar gente inocente por sus sangre, por su propia necesidad de alimentarse.
Finalmente volvió a Inglaterra inspirado por sus viajes y quizás con más determinación que nunca a seguir tomando la sangre de quienes no merecían la vida, irónicamente se recibió pocos años después llegado a Bristol en Ciencias de la Educación y Literatura, sumado a su título en Sociología, por lo que se mudó a Londres para dar clases como un inocente profesor jóven y recién recibido, coartada que se ve perfectamente normal para llevar una vida de civil.

Algo más complicado que describir a Kerian es Kerian en sí mismo. Es un sí y un no al mismo tiempo, una persona de doble cara, si se quiere, y todo depende, todo. Depende de la situación, de con quién se trate o con quién no se trate. Es una persona de personalidad tranquila y movimientos que acompañan esa paz aparente, aunque si la situación lo a merita puede tornarse histérico e hiperactivo. Pero nada de eso suele ocurrir, después de todo, todos reaccionan distinto a lo que son si algo extraordinario sucede.
Pero por sobre todas las cosas y lo que Kerian siempre es y será es educado, un caballero, un hombre chapado a la antigua si se quiere.
Se define a sí mismo como asexuado dado que, hablando emocional e intelectualmente, afirma que nadie está a su altura o es capaz de concordar con él, sea hombre o mujer, humano o demonio, simplemente no puede verse al lado de nadie. Desde un punto de vista erótico no siente preferencia por ninguno de ambos géneros mas ninguno le desagrada ya que se ve a sí mismo como un ente sin género más allá de su forma humana. Podría considerarse pansexual, pero como vive tan retraído de socializar que asexual es el término más cercano. Quién sabe, si algún día alguien le atrae sin duda será por su persona y no por su género.
Si bien los humanos le parecen estúpidos por su naturaleza ahora que la suya es superior, debe admitir la fascinación y curiosidad que siente por aquellos que han logrado ir y crear más allá de su patética existencia plasmando sus trabajos en distintos derivados del arte y la ciencia, particularmente de la literatura y otras ciencias sociales, paradójicamente, por lo que en su coartada de aparentar normalidad, enseñar estas ciencias es lo más conveniente y relajante para él. A raíz de esto, Kerian ha adquirido por gusto propio la maestría en varios idiomas como han de ser el inglés, francés, español e italiano. Tanto el inglés como el francés lo habla fluido, el inglés es su idioma madre mientras que el francés fue adquirido gracias a vivir varios años en distintos pueblos de ése país. El español e italiano quizás tenga menos vocabulario y con seguridad lo tiene mucho menos desarrollado puesto sólo lo aprendió por ocio y por la cercanía de ambos idiomas latinos al francés. Además, aprender ambos le ha resultado muy útil aunque sean mucho más complejos que el inglés.
Siempre sonríe amablemente, inclusive puede parecer agradable y cómico a primera vista o al cruzar unas pocas palabras con él, y sin embargo eso no quita que detrás de esa amabilidad él piense que eres un estúpido, o que no mereces existir. Es raro verlo de mal humor, o enojado y a pesar de su violenta iniciación en la inmortalidad, con el tiempo se volvió alguien manso, pero eso no pienses que no vas a encontrarle serio. De hecho, siempre lo es.
Y así como su seriedad va a acompañada de una amable sonrisa también puede ir entonada en cinismo y sarcasmo, oh sí, por sobre todo sarcasmo, 'el humor del inteligente', como lo llama él. Por eso puede resultar más que difícil acercarse a Kerian, puedes caminar hacia él y hablarle, y seguramente te responda y bromee y todo parezca normal, pero ciertamente no sabrás que piensa, y lo que deduzcas seguramente será erróneo.
Puedes observarlo sonriente y encantador, pero nunca tocarlo, nunca alcanzarás su no-corazón.