Shawarma para almorzar. くく Tony Stark.

El semáforo indicaba luz roja, viajaba en su Porsche Carrera GT modelo 2013 recién adquirido de agencia. El tercero del año, ya que el primero lo chocó y el segundo se encontraba guardado en su taller, junto los otros 56 modelos de última tendencia que hacían compañía a los clásicos de colección. No necesitaba viajar todo el tiempo acompañado de su chófer, escuchando las soporíferas anécdotas de Hogan cuando aún andaba en pañales y probó su primera malteada. En serio, lo dormían.

El estereo retumbaba dentro del auto y Tony seguía el ritmo con leves asentimientos de cabeza, de vez en cuando playbackeando a los Guns n' roses, Welcome to the jungle.

Aceleró el motor encontrándose en neutro, en cuanto eso arranquase, barrería el hormigón dejando una marca sobre éste completamente visible. Mantenía su mano derecha sobre el volante, la izquierda fuera de la ventana, el pie derecho sobre el acelerador y el izquierdo sobre el freno. Masticaba indiferente una goma de mascar sabor cereza picante. La luz verde se hizo presente y Tony derrapó de inmediato. ¿Su destino? Visitar a su supuesto líder. Y dícese 'supuesto' en el diccionario de la real Academia Stark de la lengua, pues él no tenía mandamás, no al menos fuera de batalla. Cuando por fin llegó, ubicó el barrio como algo típico de la simpleza de Rogers, a diferencia de él, cero extravagancias que le rodearan.

En cuanto subió las escaleras para llegar hasta el departamento indicado, pudo escuchar una especie de canción clásica del género Jazz. Frunció el ceño y negó con la cabeza, tocando la puerta al instante. Se haría oír por sobre el sonido de la música, eso seguro. Tocó una vez más.— Capitán América, aquí la policía. Abra ahora mismo, tenemos una orden de cateo —esperó.

La puerta fue abierta mucho antes de lo que hubiese esperado, aunque no era de sorprenderse, a comparación de las descomunales mansiones que él solía tener como 'hogar', el departamento de Rogers debía ser del tamaño de su baño -el de visitantes, claro.- y por ende se desplazaba de manera rápida de un lado hacia el otro.

Su típica sonrisa socarrona se hizo presente al tenerlo enfrente, adentrándose al inmueble después de la cordial invitación del Capitán para entrar. Lo primero que hizo fue introducirse en el lugar a sus anchas, inspeccionando al mismo tiempo que caminaba sin detenerse, con ambas manos detrás de su espalda.
— ... son? —inquirió sin voltearlo a ver, más preocupado estaba por su alrededor que otra cosa.— ¿Exactos, concisos, envidiables, estratégicos innigualables? —preguntó, deteniendose y girándose por primera vez hacia él.— Sí, tienes razón. —comentó con su 'típica humildad'.

— ¿Qué bebes entonces? ¿Leche? —su pregunta tan directa como sincera— no te molestes Capitán, no vine a vaciar tu despensa, sé que es limitada. —se acercó hasta el viejo pero bien conservado tocadiscos que seguía reproduciendo las canciones de Armstrong. Se bajó las gafas hasta el tabique de la nariz para echarle un ojo más claro y posteriormente las colocó nuevamente en su lugar.— Debo admitir que éste lugar es más agradable de lo que pensaba—comentó— Seré sincero, tenía curiosidad. ¿Qué clase de tapiz le pondrías a las paredes, no lo sé. Vintage, ¿tal vez? —se burló un poco.

Sin embargo dejó la mofa por un segundo para ponerse serio (si es que eso era posible).— Prepara tus cosas campanita, saldremos de paseo. —he ahí otro punto de su curiosidad. Hace años que el Capitán no vivía, en toda la extensión de la palabra. ¿Realmente desde que despertó se había limitado a vivir en el gimansio? Qué aburrido, ya le enseñaría & actualizaría el mundo. Se dirigió nuevamente hacia la salida, deteniéndose de golpe bajo el umbral de la puerta
— Por cierto, AC/DC, hard rock, rock metal. Esa sí es música, lo demás son tonterías. —y salió, esperando que el otro le siguiese el paso.

Una visita improvisada, sí, totalmente cierto. La impresión del lugar había tenido cabida minutos antes, ¿ahora? sólo pensaba en comida. Se hubiese quedado a 'charlar' un poco más dentro de lo que parecía ser una acogedora estancia, sin embargo, no le apetecía en lo absoluto montar una escena bizarra de té dentro de la casa de Rogers; sobre todo porque Tony es un hombre que siempre está en movimiento y ahora pecaba de hambriento. Dudaba mucho que el Capitán tuviese el alimento perfecto para saciar su necesidad.— ¿En serio? —inquirió, a sabiendas de que lo había escuchado anteriormente, pero tal vez jamás prestaba la atención suficiente.— Con más razón Rogers, puedes tomar el alcohol que quieras y nadie se dará cuenta. —espetó— Te tendría envidia pero no es mi estilo.

Comenzó a descender las escaleras que los conducían hacia las afueras del lugar, justo donde había dejado el Porsche.— Sorprendido, Capitán? —se desajustó un tanto la corbata, acercándose a la salida.— En ese caso estás de suerte, y no te ofendas pero Bruce no quiso salir del laboratorio y Pepper se encuentra en una reunión. —por supuesto que no aclaró que se encontraba en una reunión en la que debería estar él, y no sólo ella.— Así que hoy es el domingo prehistórico. —cuando pasó a un lado de la recepcionista, sin detenerse siquiera, se despidió de ésta— Adiós linda, me llevo al soldado. No te preocupes, lo regresaré sano y salvo; si lo regreso en partes estarán completas. —flirteó antes de abrir la puerta y salir por la misma.

El exterior, alumbrando el sol en todo lo que daba. Aún llevaba puestas sus gafas por lo que la diferencia no lo destelló demasiado. Rodeó su Porsche hasta la puerta del piloto y desactivó el seguro, abriendo ésta después para tomar asiento. Una vez adentro, esperó al Capitán.— Voy a creer que sigues 'muerto', ¿con esa recepcionista y sigues virgen? —con toda la seriedad del mundo negó con la cabeza, poniendo las manos sobre el volante.

Y así, encendió el motor del automóvil no sin antes acomodar el espejo retrovisor, echando un vistazo hacia atrás con éste; necesitaba cerciorarse de que ningún otro auto viniera en dirección opuesta y terminasen ocasionando un accidente vial. Venga, lo normal.— Deja la humildad a un lado, ambos sabemos que no tengo agenda desde que me uní al equipo. —dijo sin pelos en la boca.

De cualquier manera será divertido —admitió—, porque déjame adivinar, Rogers. Apuesto que nadie te ha llevado a un pub en éstos tiempos. —completamente distintos al de los años 40's, cabe destacar.

Un bufido de risa no reprimió ante el tono tan alto que Rogers utilizó. Era evidente que se había avergonzado.— Hey —su mano izquierda seguía en el volante mientras que la derecha lo señalaba; mirada al frente— Soy una persona decente, tú eres un santurrón. —admitió, seguía conduciendo. Tan sólo despegó la mirada del frente para desviarla hacia el reproductor de música y encenderlo— En ese caso voy a suponer que es cierto, el que calla otorga mi estimado caudillo. ¿Mi padre jamás te explicó cómo se hacen las cosas? —inquirió irónico, un tanto sardónico también— Da igual, después del desayuno vamos a arreglar eso. —llegaron hasta un semáforo, retumbando a todo volumen Black Sabath en el estéreo.— Soy una buena persona y hoy me siento con ganas de incurrir al altruismo. ¿A dónde te llevaré? No preguntes, yo lo llamaría buffet. Por ahora concéntrate en el Shawarma, aunque, siendo honestos, se me acaba de antojar una hamburguesa con demasiado glutamato monosódico y tartracina.