Algoritmos. Fastidiando naves desde tiempos inmemoriables || Lucanord Casev

Hacía... realmente, no sabía cuanto tiempo llevab en el mundo de los usuarios. Pero sólo sabía una cosa, no le gustaba, estaba sola, tenía frío, hambre y miedo. Llevaba perdida en aquel bosque no sabía cuanto tiempo. Desde que comenzó l purga, Cinder, había visto morir a su padre, a sus hermanos, a muchos amigos y ver a su madre ir contra los programas mientras ella pasaba al mundo de los usuarios y era materializada en átomos en vez de píxeles en aquel lugar. En el cielo había algo extraño, que por los cuentos de su madre, sabía que era el sol, pero Cinder no creía que podía ser real, realmente se olvidaba que todo aquello era lo que realmente era real.

Como otro cualquier día, la pequeña ISO vagaba por aquel profundo bosque, hasta que lo sintió. Era un presencia, una presencia virtual, como ella. Sonrió y corrió, corrió hacia donde la presencia provenía. ¡Mamí!, llegó a exclamar, par plantrse frente a un armatroste enorme. Los ojos se le llenaron de lágrims, no, no era mami, la esperanza que mantuvo al principio comenzaba a desaparecer y comenzaba a dar a su madre po muerta. A pesar de las circunstncias, quería saber qu era esa presenci, porque aun así podía ser alguien como ella y ayudarla a encontrar a su mami.

Explorando los alrededores de la nave, encontró una escotilla abierta y entró más llevada por la curiosidad y enconces supo que era. No era un ISO, era una IA, una IA se parecía un programa y eran creados por usuarios, se acercó a ella y tocó uno de los sistemas y enseguida se metió dentró. Se empapó de información sabiendo que el usuario er Lucanord, un antiguo jedi exiliado, como que la IA era Adeleim en memoria a una cazarrecompensas y quue llamaba a Lucanord woostoicito. También realizo algunos cambios que consideró oportunos porque las formulas matemáticas eran extrañas y erróneas, se tomó la libertad de hacerlo, porque no se le ocurrió otra cosa, más por enredar y entretenerse un rato. Unos sonidos en el mundo real le hicieron retornar a él. -¿Woostoicito?-se atrevió a preguntar.

Escuchó a Adeleim y se giró a ella totalmente indignada, infló los papos y le dedicó una sonora pedorreta justo cuando aparecía Guilbert. Tenía los ojos llorosos y se miró nerviosa el brazo donde todavía lucía su marca luminosa de color blanc que la señalaba como ISO y no verde o naranja como un infectado o un virus. -¡Eres una mentirosa! ¡No soy un virus! ¡Tonta!-exclamó eso último con el mayor odio que una niña pequeña pudiera decir. Ale, listo, Adeleim era tonta y ya no le quería bien. Ella quería volver a casa. -Soy un ISO y no un virus-añade eso último casi en un sollozo

Justo cuando entra Lucanord, Cinder le mira ahora con desconfianza y retrocede y le mira con temor, choca contra la pared y mira a ambos lados. No, no tenía escapatoria. Cierra los ojos y le resbala una lágrima con la mejilla. Cinder tenía miedo, tenía miedo, tanto como lo había pasado en casa cuando los programas irrumpieron en su casa. -No soy mala, por favor, no me hagas daño.-le solloza mientras resbalaba hasta abrazarse las piernas sentada en el suelo.

Cinder seguía ahí abrazada a sí misma mirando al señor extraño que tenía delante, se tranquilizó al ver como encaraba a quien el había llamado virus, aun así se sobresaltó cuando escuchó la intervención de Adeleim, la que ahora sabía que se llamaba Adeleim puesto que Woostoicito le había llamado así. Cuando se dirigió a ella, levantó la mirada secándose las lágrimas con el dorso de la mano y sorbiéndose los mocos mientras trataba de serenarse. -Algoritmo isomórfico. Soy un algoritmo isomórfico.-dice todavía suavecito mientras se levantaba y trataba de controlarse y dejar de llorar.

Asintió, consiguiendo serenarse. Se humedeció los labios. -Los programas querían matarnos, por eso escapamos... bueno, no... yo escapé porque mi mami me salvo.dice en un susurro quebándosele de nuevo la voz al hablar de su madre. Era a quien más echaba de menos y por quien más temía. ¿Quién la cuidaría si no era ella? Miro al woostoicito y sonrío y como llevada por un extraño impulso se avalanzó sobre él, abrazándole. Necesitaba un abrazado, necestiaba cariño y amor físico con alguien que la protegiera y la cuidara. Podía ser un ISO, pero seguía isenod una niña. Por lo que Cinder pensaba y actuaba como una.

Cinder menea a la primera pregunta, tratando de ver una forma en la que pudiera explicárselo, el ver que a quien tenía en frente no era humano la tranquilizaba y en cierto modo, le hacía sentir cómoda con él puesto que ella tampoco era humana, era como si estuvieran en el mismo barco, además que él no era ninguna clase de programa o virus que le pudiera hacer pupu, por lo que en principio no tenía nada que temer a no ser que estuviera compinchado con Clu y los suyos. -Nacemos... normal, nadie nos programa. Nuestro DNA es igual que el vuestro solo que el nuestro está hecho por algoritmos y el vuestro por... por... ácidos nucleícos, creo que era.-le explica encogiéndose de hombros. Todo aquello se lo explicaba su madre, diciendo que había una leyenda con un mundo no real donde había seres como ellas sólo que en vez de creados por algoritmos estaban creados por otras cosas y que gracias a ese mundo el suyo existía, aunque ellos, había nacido de la nada, igual que los humanos en su propio mundo. Eran un milagro de la vida.-Los programas son malos y son los que nos hacen pupu, los que mataron a mi papi y a mi... a mi mami también.-es lo último que le dice una vez abrazada a él a modo de respuesta a su última pregunta. No quería separarse se sentía muy a gusto

No puedo evitar devolverle la sonrisa cuando él exclamó lo de los algorittmos y lo del ADN. No puedo evitarlo, sentía una ola de confianza hacia el extraterrestre que no era capaz de explicar. Aquello hizo que se le quitaran las ganas de llorar, que sonriera como no lo había hecho en días, por primera vez podía olvidarse un poco de su madre y de lo que la echaba de menos, a ella, y al resto de su familia. ¿Acaso podía seguir manteniendo la esperanza? Cinder no se atrevía a afirmar la muerte de su madre, era algo que no estaba preparada para superar, no todavía. Para un niño la perdida de su padres era algo traumático, había visto el asesinato de su padre y de sus hermanos, su madre era lo único que le había quedado durante las semanas que se habían dado al a fuga, huyendo de los programas y de los virus. No había ningún lugar a salvo, excepto el mundo de los usuarios, mundo al cual Cinder había conseguido llegar.

Le miro y le mira con ojitos inocentones, limpios tal y como miraba un niño. Se sonrojo y miró al suelo juntando la punta de los pies. -No... no he cambiado nada, sólo he leído... nada más. No quería hacerlo, lo siento. No quería protarme mal.-le dice en un pequeño sollozo, no quería recibir un castigo, entre todo, el miedo que la embargó de un momento a otro le hizo que rompiera a llorar sin saber muy bien porque.