Entre libros y leyendas {Perenelle, Barbra Marsden}

Iba de acá para allá como un pequeño torbellino. Probablemente, nadie podría explicar con seguridad por qué aquella mañana había despertado con tanta energía, pero sin duda ésta era una oportunidad que no había que desperdiciar. Se preocupó de dejar todo impecable en casa antes de salir en dirección a la librería en la cual trabajaba.

Caminaba tranquilamente a través de las calles de la ciudad, procurando ir por los lugares menos transitados. Hizo una excepción, por supuesto, para pasar por la famosa cafetería de la sirena; y antes de llegar a la tienda ya había terminado su chocolate, aunque ambos locales no se encontraban lejos.

Se deshizo de su vaso y entró al Rincón del Libro, para encontrarse esta vez con Nicolas detrás del mostrador. Le dedicó una amplia sonrisa a modo de saludo. —Buenos días, señor Fleming— Y de pronto se sintió muy descortés. En su frente apareció un ligero ceño, producto de la contrariedad. —Acabo de pasar por un starbucks, y no he pensado en ustedes.— Había una nota de arrepentimiento en aquella confesión. —Puedo regresar, si lo desea— Ofreció, con una tenue sonrisa en los labios.

No era necesario que regresase por más café, le dijeron, y ella sonrió en respuesta, al fin tranquila. —Está bien— Al menos ahora ya sabía, para la próxima vez. No pudieron charlar nada más, pues acababan de llegar clientes y cada uno se concentró en el trabajo. Nick se encargaría de ellos, así que Barbra se ocupó de ir organizando los nuevos libros en los anaqueles correspondientes. En eso estaba cuando volvió a oír la voz de su jefe dirigirse a ella, y detuvo su labor para centrar su atención completamente en lo él le decía.

Volvió a sonreír, aunque en realidad las palabras de Nick la habían tomado por sorpresa. —Me encantaría, muchísimas gracias, será un honor— Se extendió aún más el gesto en sus labios. —¡Y felicidades, también!— Ocho años, eso era bastante tiempo, sobretodo ahora que parecía que los matrimonios eran express. Barbra se alegró profundamente por ellos dos, le tenía bastante cariño a aquella pareja y la había hecho sentir especial que quisieran compartir aquel momento con ella. Tenía que buscarles un buen regalo, ¿qué podría gustarles? Sería difícil encontrar un libro que ellos no tuviesen ya, así que mejor buscaba otra cosa. Era una pena sí que el resto conocidos y personas que deberían estar en aquella celebración no pudiesen asistir.

—Es una bonita fecha para casarse, esta— Aventuró con aire soñador, sinceramente curiosa, tratando de imaginarse cómo había sido la boda de Perenelle y Nick. Seguramente ella se veía preciosa. Pensó que le gustaría oír aquella historia, pero no se atrevió a pedírsela a su jefe. Se preguntó también por qué es que no tenían hijos, aunque no le pareció prudente decir aquello en voz alta.

Asintió, agradeciendo una vez más. Entonces sí tenía que apresurarse en hallar algo bueno que regalarles, no fuese a ocurrir que el tiempo la tomase por sorpresa. Se distrajo pensando en ello unos segundos y para cuando regresó a la realidad, Nick le estaba haciendo una pregunta.

—Sí, así es— Admitió, sonriendo con cierto orgullo. —Ah, ¡es que la historia atrapa por sí sola!— Sonaba como si en cualquier momento pudiese explotar de la emoción, aunque pronto desapareció aquello y en su lugar quedó una pequeña mueca en sus labios. —Bueno, al menos a mí me ocurrió así. Desde que tengo memoria que mamá me narraba cuentos, historias, leyendas. Ella es profesora de historia, y se aseguraba de que cada relato tuviese su parte real, y más a medida que yo iba creciendo. A mí me fascinaba, así que desde entonces que decidí que quería saberlo todo, desde los inicios de los tiempos. Y aquí estoy.— Se encogió de hombros, sin estar completamente convencida de que aquella hambre de conocimiento fuese una razón consistente, aunque para ella era más que válida.

—¿De verdad? Sería estupendo, ¡gracias!— Increíble, realmente se le iban a acabar las maneras de estar en deuda con ellos dos, había tenido una suerte tremenda al conocerlos. —Exacto. Pero lo cierto es que el pasado es importantísimo— Su tono era casi tan melancólico como el de Nick, aunque se colocó más seria para agregar: —Es que, me parece imposible avanzar habiendo olvidado todo lo que ya ha ocurrido. Simplemente no se puede. En la historia está la clave de lo que viene después, necesitamos comprender cada una de las cosas que nos han traído hasta donde estamos, porque de otro modo, estaremos caminando a ciegas.— Concluyó, completamente segura de lo que decía. Por eso mismo se había prometido hallar la manera de motivar a las futuras generaciones a interesarse por su pasado.