93 million miles [Bella Cullen & Oksana T. Lopkatina]

No era que odiara Texas, solo no le agradaba ni su gente, sus vampiros eran muy metódicos en toda clase lo cual por mucho sacaba a Eric de sus casillas solo que como un ente de autoridad como lo era tenía y debía que mantenerse al margen de las políticas donde no ejercía. Había terminado sus tratadas para la reina Sophie-Ann cuando una hora después de haberse puesto el sol para su libre paso, ahora estaba en su derecho de divertirse un rato por ahí…

Hacía aproximadamente cinco minutos había entrado en un bar al cual le realizado un escaneo profundo que solo lo llevó a aumentar un poco su malestar por no estar en su propio bar bajo la mirada de sus empleados especialmente ayudando a Pam. Suspiró pensando en su ‘retoño’. Esa noche le tocaba liarla ella sola.

Echó una mirada por sobre las cabezas de todos los que estaban allí, necesitaba una presa y tal vez un poco de diversión de cualquier forma, él era desde su vida humana, un hombre de fácil aburrimiento y desde que recuerda muchos vampiros a su alrededor lo catalogan de problema y peligro andante cuando está aburrido, él no dice que no.

Otra vez habían optado por dejarla, ahí, tirada, sola y sin mucho más contacto con lo que ella consideraba su "habitat natural" que un localizador GPS, que no servía para gran cosa que para rastrear sus pasos y si no se deshacía de él, era directamente, porque no le convenía. Texas era... era diferente a todo lo que había visto hasta el momento. El clima, la vegetación, la gente, él ambiente. Como había realizado en otras situaciones similaes se estaba limitando a andar, escrutando cada rincón, cada cara, cada persona con la mirada, aprendía de ellos, aprendía muchísimo más de lo que nadie se podría imaginar.

Una sensación extraña le invadió. Una mirada, era un presentimiento. ¿Un sexto sentido? No, Oksana no creía en esas cosas, pero sí sabía que había cosas que ella veía que los demás, no podían llegar a ver. Por aquel momento estaba en un bar, se giró lentamente, entonces le vio. Un hombre, extrañamente pálido, con una expresión de hastío considerable en el rostro y, que no era humano.

Se acerco. ¿Una locura? Qué más daba, su vida acabaría cuando dejara de ser útil a sus creadores. Le miró más de cerca, ahora se movía por la más sana curiosidad mientras su instinto humano le gritaba que se alejara. Fue contra él, aquello, no era humano. ¿Oksana lo era? Nunca se había considerado humana, ¿un acto de superioridad? ¿de soberbía? Puede, pero poco le importaba. A pesar de eso, dudaba de la capacidad intelectual del individuo que tenía enfrente. -Curiosa inhumanidad la que te delata. Un ser humano no puede estar vivo con una temperatura corporal tan baja. ¿Un vampiro? Puede.-le dijo acercándose a él -Son numerosas las leyendas que corren alrededor de dichos seres. Toda leyenda tiene base de real, si no, no existiría--terminó en frente suyo, su mirada, era prácticamente igual de inhumana que la del individuo inmortal que tenía delante. Su voz carente de sentimientos corría fluída, tranquila, demasiado tranquila. Cuando llegó en frente suyo, se paró, y aguardó. No tenía prisa.

Eric hizo la transfiguración de una sonrisa sardónica ¿Le estaba hablando a él? Alzó una ceja inquisitivamente viendo a la rubia con detenimiento, en definitiva era con él, era el único al menos al cual veía directamente a los ojos y eso le provocó una oleada de curiosidad y egocentrismo característico de su personalidad.

- ¿Chica lista? Al parecer – tomó el vaso de whisky que le habían servido, el cual solo había pedido por la simple razón de tener algo en las manos y entretenerse con el hielo mientras descubría un objetivo - ¿Leyendas? Interesante que lo afirmes, ¿Conoces la base de la leyenda? – murmuró con voz a una octava nota - ¿Las leyendas no son simples patrañas de la gente, hum? – alzó un poco a la voz a su quinta nota.

Sus sentidos de vampiro se le dispararon en los cinco segundos que hacía el ‘efecto’ de que respiraba; una costumbre a la que se había tenido que adaptar a la fuerza por solo el hecho de tener que aparentar ser un simple mortal. Tenía otra compañía vampírica, esa sensación de escalofrío que bajaba por su espalda con la sensación de que o podía estar en amenaza o solamente tratarse de un forastero como él. Estaba seguro que lo averiguaría.

- La chica lista ¿Tiene nombre o me limitaré a decirle así? – inclinó la cabeza hacía la rubia con suavidad digna de un hombre elegante, daba ese aspecto y lo sabía; no sacaba mucho a relucir ese aspecto salvaje de su personalidad al menos que no estuviera en su terreno.

Clavó la vista en un punto muerto del ventanal que estaba en la pared más lejana de donde se encontraba teniendo esa extraña conversación. Tenía el sexto sentido que conocería el dueño o dueña de esa sensación de vampiro que rondaba el aire y chocaba con la propia.

¿Curiosidad? ¿Sentía curiosidad? Sí, había que reconocerlo, pero no miedo. Observándole, entresacando su composición podía deducir que era mucho más fuerte y ágil que cualquier ser humano, capaz de partir sus frágiles huesos en cuestión de instantes, podía ver el componente químico de la ponzoña, que alteraba todo el génoma anteriormente humano y lo volvía inmortal, paralizándolo. Las celulas tampoco se reproducían, ni cumplían ninguna de las funciones vitales necesarias. Le recordó a los Virus. Estos, tampoco eran seres vivos. Los vampiros se podrían considerar los seres virogénicos compuestos por células.

Siguió analizando al chico que tenía delante. Era anciano, pasaría el milenio, los sedimentos y la composición de sus células así lo indicaban. Se acarició el labio inferior, escuchándole, su expresión se mantuvo igual de inexpresiva que la del inmortal. -Te tengo delante, por lo que claramente, las leyendas no son simples patrañas. Y ahora sí puedo afirmar que conozco la base de la leyenda, puesto que tengo delante de mis ojos. ¿Cuántos años tienes? Reales. Sobrepasas el milenio, tu composición química y la oxidación de tu piel eso es lo que demuestra, pero un compuesto intruso impide que el paso de tiempo se materialice.-le responde con normalidad.

Dejó de escrutarle con la mirada, le gustaría tener ese compuesto entre sus dedos, sería interesante, pero no era algo que le gustaría que sus investigadores tuvieran entre manos. Puede que stuviera en sus manos el futuro de la humanidad, aquello le hizo sentir un escalofrío. Pero entonces, otra presencia captó su atención, se acercaba a ellos y sí, era otro vampiro. Por la actitud del hombre, podría decir que eran seres mayoritariamente solitarios, ¿pero nómadas? Lo más probable, puesto que si se alimentaran de sangre humano y si se mantuvieran en un mismo lugar, no tardarían en despertar sospechas.

-Me llamo Oksana.-respondió mirando a la mujer inmortal que curiosamente se dirigió a ella. Sabía que podía ser el festín del vampiro, que por su actitud apática y egocéntrica era lo que le trasmitía, al igual que podía sentir restos de sangre humana en su composición, en cambio, la mujer no, no tenía sangre humana. Curioso encuentro. -Todo en orden.-respondió girándose ahora hacia ella.

Era más joven que su compañero de raza, al igual que la edad física. Era tan joven que no podía deducir su edad, aquello la desconcertada. Sus células seguían pasando por humanas en su mayoría pero su temperatura corporal la delataba.Hacía tiempo que había dejado de prestar atención al lugar en el que se encontraba, puesto que carecía de importancia, ya había recogido todo lo que debía saber sobre él.

Alzó las cejas con suavidad y lentitud, escuchándola. Ahora si estaba seguro que a la rubia se le había ido un poco la cabeza o simplemente tenía un serio problema con la palabra ‘miedo’, nadie lo había escrutado con tanta rapidez como vampiro excepto Sookie y eso era mucho decir siendo que la chica era una psíquica que por ende no leía sus ondas cerebrales con la simple razón de que carecía de ellas.

- Inteligente he de decir, pero muy poco probable diré – sonrió mostrando los dientes con suavidad – Si, sobrepaso el milenio pero mírame, no lo parezco ni por un poco para cualquiera soy un perfecto hombre de 30 años como mucho. La pregunta aquí es ¿Cómo lo sabes? – ladeó la cabeza – No eres telépata para darte una excusa de saber como me descubriste, pero no eres hum ¿Normal? No lo eres – se inclinó un poco hacía ella entrecerrando los ojos - ¿Qué eres?

La presencia de uno de los suyos que hacía rato rondaba sus sentido se intensificó en una chica menuda de una edad promedio a lo que podía observar. Enderezó la espalda respirando el aire que rodeaba a su similar, enarcó una ceja de forma burlona, no tenía sangre humana a su alrededor sino animal. Con sus años había aprendido a como diferenciar el olor característica del hierro en la mezcla sanguínea.

Ladeo un poco la cabeza mirando mejor a su otra interlocutora ya que la anterior le había dado la espalda. Le sonrió con suavidad a la vampira.

- ¿Y tú eres? – preguntó con curiosidad baja, se encogió de hombros – ¿Gustas acompañarnos en nuestra amena platica? – pensó vagamente en que Oksana ya había escrutado a su nuevo centro de su extraña atención y curiosidad.

Sabía que había atrapado la atención de los dos eternos, al igual que ellos habían atrapado la suya hasta cierto punto. Para ella, ya estaba el "misterio" prácticamente resuelto, pero sabía que la cosa no quedaría así. El hombre se veía intrigado, lo presentía y la mujer mostraba una simple curiosidad. Él no le confería gran confianza, pero respondería sus preguntas, sencillamente, porque le parecía diveritdo. Le gustaba ver como su supuesta supermacía se veía disuelta en confusión hacia su persona. Dejó que se inclinara que la observara más de cerca mientras ella aprovechaba y analizaba más a fondo su estructura atómica, altamente interesante. -¿Cómo lo sé? Simplemente, lo sé, porque lo veo. No, como bien has dicho, no soy telépata, pero soy humana, simplemente sé cosas, que nadie más sabe porque veo más allá del supuesto límite, incluso más allá de lo que tú jamás podrás ver. No te estoy desafiando, no malinterpretes mis palabras. Pero el extraño compuesto que te ha dotado de inmortalidad no te ha ampliado tus capacidades cerebrales. ¿no?-le dijo enarcarcando las cejas.

Sonrió levemente a la mujer. Bella, bonito nombre. Bella en italiano y dimintuivo de Isabella. Le parecía un nombre bonito. -Siempre hay algo por aclarar, siempre hay algo que permanece oculto bajo nuestra mirada, Señora Cullen.-se giró hacia el hombre. -¿Cuál es tu nombre? No me gustaría llamarte bicho, tú, ser eterno o variantes, para algo nos ponen un nombre al nacer. ¿No crees?-le preguntó directamente y sin tapujos.

Las miró de forma intermitente, bueno; la rubia sabía que eran vampiros a los cuales no les tenía pizca de miedo aun cuando Eric había considerado en hacerla su cena. Alzó ambas cejas mirándola con el ceño fruncido, vale; la chica tenia los pies sobre la tierra pero una inteligencia fuera de estratosfera.

- Ah vale – ladeó la cabeza – No mi estimada, puede llamarme Eric – miró a Bella – Eric Northman.

Le dio un sorbo a su abandonado whisky. No era absolutamente nada normal esa situación así que dio un suspiro con cansancio, no había conseguido una respuesta clara de que era esa chica, su curiosidad.

- Bueno chica inteligencia superdotada, ¿Una copa? - miró a Bella - ¿Usted? – sonrió mostrando un poco los colmillos – Esta conversación está dando una vuelta interesante. ¿No lo creen? Al menos, cuando gira entorno a nuestra amiga Oksana – le retiró un mechón de cabello rubio del rostro.

Tenía una costumbre de sacar la información a alguien de forma brusca pero habían muchos mortales rodándoles como para crear un caos.

Ooc: Perdón la tardanza, hasta ahora tuve tiempo para responder