Buscando el armario {Violet}

Sentir añoranza por Narnia no es un sentimiento con el que resulte fácil convivir. Hablar de ello con tus amigos no es una buena idea, porque dejando aparte las bromas que tendría que soportar sobre entrar o salir del armario, decir que has sido el rey del mundo de los animales parlantes no es algo recomendable pasados los doce años...
Cuando me marché de Narnia por segunda vez, sabía que no iba a volver. Mi hermana Susan y yo éramos demasiado mayores, según Aslan (es obvio que a Lucy le tiene enchufe) y a partir de entonces si veíamos algo de aquel reino sería en sueños o recuerdos. La única con la que puedo hablar de esto es Susan porque mis otros dos hermanos se han ido en el Viajero del alba o algo así me han contado, y ella no parece muy interesada en nada que no sea buscar novio. Por eso decidí ponerme a buscar el armario por mi cuenta. No ha sido fácil, porque armarios antiguos precisamente no faltan, por eso decidí limitarme a buscar casas en las que sucediesen fenómenos extraños con la esperanza de encontrar el famoso armario. Después de algún tiempo descubrí que el anciano dueño de la casa donde estaba tenía familia en América, así que abrí mi círculo de búsqueda hasta ahí. últimamente he encontrado unas noticias sobre una casa en Los Angeles que es bastante antigua y me parece muy interesante. Hace poco que robé todos los ahorros de la cuenta de Edmund (si le molesta que venga él mismo a decírmelo) y me encaminé a buscar esa casa. En el pueblo me han comentado que la llaman Murder House pero a mí eso de los motes me parece una tontería, a Caspian lo llaman rey y aquí todos sabemos que el rey soy yo... En fin, he alquilado una casa al lado de la Murder House y estoy pensando en hacerle una visita a mis vecinos para investigar. Había pensado la excusa de llevarles unas magdalenas, pero el otro día vi a otra vecina con pinta de psicópata hacerlo (mentira, en realidad he quemado la cocina). En fin, al final me he decidido por presentarme como si nada ante la puerta, tengo la esperanza de cruzarme con Violet (creo que así se llama la hija de mis vecinos) porque es la única que todavía no he visto llorando en el jardín. Deséame suerte, señor Tumnus.

Había estado toda la mañana encerrada en mi habitación, para variar aunque la verdad no era necesario pues la casa estaba completamente vacía, no se donde se habían metido mis padres, pero regresarían en un par de horas, aunque tampoco es que tuviese mucho interés en sus horarios. Apagué el portátil , bajando la pantalla y me dirigí hacia la cocina para buscar algo que tomar y aliviar mi sed.

Abrí la nevera y alcancé el cartón de zumo de naranja y vacié su contenido en un vaso y le dí un sorbo. Así se estaba mejor, ya sentía como la sequedad de mi garganta desaparecía por momentos. De pronto sonó el timbre. "Oh no , Otra vez no". Fueron mis primeros pensamientos acompañados por una mueca de asco, seguro que era Constance, la vecina chiflada que se paseaba por nuestra casa como si fuese suya propia. ¿Qué querría esta vez?

Abrí la puerta con desgana y me sorprendí al encontrarme a un tío de mi edad, en lugar de la vieja con perlas que me esperaba. ¿Que hacía el allí? Fruncí el ceño con desconfianza y me crucé de brazos mientras me apoyaba contra el marco de la puerta.
-Esto... ¿Puedo ayudarte en algo? - Le pregunté con cierta incertidumbre.

Crucé con paso decidido el porche de la casa de los Harmon. No puede evitar fijarme en lo bonita que era su casa, definitivamente el último lugar al que yo llamaría Murder House, pero ya se sabe cómo es la gente de los pueblos. Después de pasarme un par de minutos buscando el timbre lo localicé y llamé.

Aguardé con impaciencia a que me abriese, rezando una vez más porque fuese la hija de los dueños de la casa. Me planteé seriamente por primera vez cómo me las iba a ingeniar para que me dejasen entrar en su casa, inspeccionar sus habitaciones y hablarles de fenómenos paranormales.

Mientras pensaba en esos pequeños inconvenientes la puerta de la casa se abrió y ante mí estaba Violet, la persona que yo esperaba que me abriese. "Gracias, señor Tumnus.", eso pensé. (Bueno, técnicamente el señor Tumnus está en Narnia y allí han pasado cientos de años, por lo que probablemente esté muerto, pero no se lo digáis a Lucy).

-Eh... Hola, soy Peter Pevensie. Vuestro nuevo vecino. Vivo allí al lado.- le dije a la chica, que me miraba con desconfianza -quería presentarme y... hacer amigos y bueno, tal vez conocer sus casas?

Decidí soltar una risa irónica para restarle estupidez y extravagancia a mis palabras. Llamadlo sexto sentido o percepción narniana, pero creo que la cosa pinta complicada.

"Vuestro nuevo vecino" De no decir aquello jamás me habría enterado, ¿Cual de los dos llevaría más tiempo? Mi familia nos habíamos mudado apenas unas semanas, dos para ser más exactos y no habíamos tenido la oportunidad de conocer al vecindario, bueno ni las ganas para ser sincera después de conocer a Constance el resto dejaba mucho que desear.

Arqueé la ceja sin estar del todo convencida , cambiando mi peso sobre la otra pierna. -Un vecino que vive al lado.. Interesante. -Comenté con sarcasmo, sin molestarme en ocultar mis pensamientos y lo innecesario que había sido el comentario del chico. - Jamás lo habría imaginado.- Añadió.

Pero no quería pasarse con el chico, no lo conocía y humillarlo allí por llamar al timbre tampoco me parecía correcto por alguien que se atrevía a pasarse por allí, asi que acabé cediendo un poco.
- Violet Harmon.- Me presenté y me descrucé de brazos. Tal vez conocer sus casas. Resultaba extraño. ¿Acaso no eran todas iguales? Aunque caí en... - No hace falta excusas, llámalo por su nombre. Supongo que querrás ver la famosa "casa del crimen".- Rodeé los ojos , marcando el nombre y la fama que precedía la casa. Al parecer muchos habían mordido el polvo en aquel lugar, pero para mi era inofensivo, vieja tal vez pero tampoco comprendía el motivo de que fuese considerada dentro de la categoría de atracción turística. Las historias de fantasmas que contaban, eran una autentica chorrada y no se lo creía ni su madre. Empujé la puerta y la abrí y me metí dentro de casa.- ¿Vienes o no? .-

La chica se tomó su tiempo en contestarme, y aquello me puso nervioso. No estaba acostumbrado a tratar con chicas (después de tratar con Susan ya tenía bastante de conversaciones cursis) y empecé a pensar en lo que había hecho mal al presentarme. Eché de menos una vez más las veces en las que hablaba con los castores y la época en la que podía salir de cualquier situación a golpes y echándole la culpa a Edmund.

Ante el sarcasmo de la chica me frustré. ¿Por qué las mujeres tienen que hacer todo tan complicado?
- Realmente hubiera sido admirable que hubieras imaginado que vivo al lado sin saber que existo, sí.- hice una pausa y decidí tranquilizarme, no quería que ella se molestase conmigo.Pero yo prefiero no subestimar demasiado a la imaginación.

Cuando se presentó, tuve que contenerme para no revelarle que ya sabía cómo se llamaba. Ya estaba siendo muy atrevido presentándome así sin más, como la chica supiese que los espiaba por la ventana iba a asustarse. Anoté mentalmente conseguir un sirviente que trabajase en esa clase de cosas.

Cuando la chica mencionó lo de la casa de los asesinatos, fruncí el ceño con incomprensión.
- ¿Asesinatos? Yo he venido porque escuché... a un amigo... que había desaparecido gente aquí. Nada de muertes. Aunque claro, eso explicaría lo de Murder House.

Otra anotación mental: decir las cosas en mi mente antes que en voz alta. A veces dichas de palabra suenan un poco estúpidas.

Después de mis meteduras de pata verbales (es falta de práctica en el trato con gente que no me considere rey) no me esperaba que la chica me dejase pasar, por eso me sorprendí cuando me invitó a entrar. Acepté su gesto con una amplia sonrisa y entré, dispuesto a buscar el armario.

Me mordí el labio para reprimir una sonrisa al ver su rostro frustrado.Chicos, no tenían paciencia ni aunque su vida dependiese de ello.
Sus palabras confirmaron mis sospechas, no era más que otro curioso, cotilla que quería un tour de la casa ¿Y por que no? Normalmente los habría mandado a la mierda, pero estaba sola, no me dirían nada y bueno lo más importante me aburría, quizás eso le diese cierto interés a su tarde.
-Pues lo que decía. ¿Quieres un tour o algo por el estilo? - Bromeó con una medio sonrisa sarcástica.
-Desaparecer, morir. Son casi lo mismo, ¿como sabes que los desaparecidos siguen con vida? - Le pregunté mientras cerraba la puerta y me dirigía hacia el salón recorriendo así el primer piso.

Cuando Violet mencionó a los desaparecidos se me escapó una sonrisa.
- No me preguntes por qué, pero tengo la sensación de que adónde quiera que vayan los desaparecidos, allí no los matan Eso era cierto, en Narnia que yo supiera después de la bruja blanca los seres humanos no teenían nada que temer. -Yo siempre tengo mis teorías...
Recorrimos el piso de abajo de la casa de los Harmon y yo me empleé a fondo en encontrar el armario, pero ni rastro. De todas formas, siendo realistas no esperaba encontrarlo en el salón o la cocina, tenía más sentido que estuviera en la habitación de los habitantes de la casa o en un cuarto de invitados.
-Oye Violet, ya que estamos, ¿subimos a tu habitación?
Sí, vale, hasta yo me doy cuenta de que eso puede malinterpretarse, pero ¿qué le voy a hacer? Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

Peter sonrío como un estúpido sin motivo aparente. No recordaba haber dicho nada gracioso, no muchas veces lo hacía y cuando sí nadie parecía entender mi sentido del humor. Mi vecino debía de ocultar bastantes cosas, porque no entendía la mitad de las cosas que decía o simplemente hablaba a solas... un chico extaño la verdad. Si, mas raro viniendo de mí pero estaba seriamente comenzando a considerar si le faltaba un tornillo a todos los del vecindario. Solo conocía a dos y ya temía tener que saber algo de los demás, por suerte sus padre no la obligaban a ir presentandose por las casas, como si fuese una de esas pringadas que venden productos, o más bien te timan con las ofertas del teletienda.

-Créeme, no tengo la menor intención de hacerlo. - le respondi sincera, en un murmullo mirando hacia los lados, incómoda por la situación.

¿Subimos a tu habitación? El chico no perdía el tiempo...Tan solo dedique a fijar mi mirada en el, con cierto asombro mezclando con una expresión de asco. ¿De verdad que se pensaba que era de esas? La gente de por aquí se aburre mucho.
-Ya que estamos. ¿Que tal si mejor...? - comencé a responderle. - No.- finalicé rotundamente a la vez que me cruzaba de brazos.

- ¿Que demonios te ocurre? - le preguntó como reproche. ¿Que tenía en lugar de cerebro en esa cabeza hueca?
-No creo que deberías estar aquí...- dijo entredientes a la vez que estiraba la manga de su camiseta.

Cuando Violet me "sugirió" que sería mejor que me fuera me derrumbé por dentro. Sí, lo admito, decirle lo de la habitación había sido arriesgado pero ¿qué otra cosa podía hacer para encontrar el maldito armario? Mientras contemplaba la cara de asombro y asco de la chica contuve las ganas de mandar a la mierda a Aslan en voz alta por complicarme la vida.

Tenía dos opciones: decirle la verdad o intentar salvar la situación a la desesperada. Decidí que era más inteligente, vista su desconfianza, probar con la segunda.

-Me has malinterpretado.- dije dubitativamente - verás, en realidad no es que quiera ver "tu" cuarto, precisamente. Busco un armario como de tienda de antigüedades. Era propiedad de un hombre con el que viví hace tiempo, y creo que su familia lo vendió y acabó en esta casa.

Bueno, eso era verdad. Ante todo no quería ser irrespetuoso con la chica (probablemente era tarde ya para el manual del buen comportamiento como vecino, de todas formas.) Decidí que no le diría nada acerca de las propiedades de portal del armario a no ser que fuese estrictamente necesario. En cuanto a lo estúpida que sonaba mi historia, bueno, me gusta decir que cuando una excusa es demasiado estúpida es porque tiene que ser verdad. Si estuvieras inventando, te inventarías algo más creíble, ¿no?

- No hay muchas interpretaciones que digamos.- murmuré , aunque por otra parte me resultó un alivio escuchar aquello, asi que decidí esperar por una explicación para su extraño comportamiento.
Me lo quedé mirando sin nada que decir durante unos segundos. Mis ojos fijamente en los suyos.
-¿Estas de coña ? - Fue lo único que le pude decir. - ¿Verdad? - Todavía con los ojos abiertos como platos por lo que probablemente era la mayor estupidez que había escuchado en mi vida.
-Has estado siguiendo a un armario durante años...- murmuré, no era una pregunta sino una afirmación con la esperanza de que no sonase como la gilipollez que era , pero no fue así.

- ¿Acaso no tienes armarios en tu casa?- seguía inquieta por todo aquello, resultaba ser de lo más surreal. - Esto es mi casa, no un museo y menos una tienda de muebles de segunda mano.- Le respondí. - Mejor ni pregunto que quieres hacer con el.Aunque mejor pensado. Sorpréndeme o dime cualquier cosa, no creo que pueda andar más perdida-

No quería ni preguntarle el como suponía que poseíamos tal trasto en nuestra casa , la idea de que nos hubiese seguido la pista y espiado me resultaba demasiado perturbante.

Genial. Violet había hecho la pregunta del millón. ¿Para qué quería el armario? Para volver a Narnia, claro. La vida en el mundo real era un asco. Pero a ver quién era el listo que le decía eso a la reina del escepticismo...

-Bueno... es que es un objeto muy importante para mí... Durante una guerra su dueño nos acogió a mis hermanos y a mí en su casa, y guardo buenos recuerdos de ese armario. Hay quien dice que no es un armario cualquiera. Es posible llegar a otro mundo atravesándolo, hay gente que lo ha hecho.

Miré a la cara a la chica, mi rostro una máscara de dudas. No podía hablarle más claro sin que me mandase al psiquiátrico o se riese de mí, y aunque la segunda opción me hubiese encantado si se tratase de un chico (le habría partido la cara) con ella no podía hacer lo mismo.

-Como te he dicho, se supone que si te metes dentro acabas en otro mundo. Por eso, al escuchar que desaparecía gente en tu casa pensé que tal vez estaría aquí...

No sabía si echarme a reír o a llorar, opté por lo primero, pero no porque me hiciese gracia, aunque no podía negar que aquello era de lo más descabellado que había escuchado nunca, sólo faltaba decirme que se iba a un mundo con animales parlante y ya estaría completa su historia.
Pero mi risa era nerviosa, casi silenciosa que cesó en cuestión de segundos, entonces quedó un silencio incómodo, no podía evitar mirarle. Peter estaba muy mal... Mi padre tendría que considerarse seriamente el tratarle, pero ni eso le ayudaría....
No lo podía decir enserio, si quería tomarme el pelo, lo tenía claro.
-¿Que te has fumado?-

Violet se rio. Por supuesto. Si en el fondo no me esperaba otra cosa. Yo no tengo mucha paciencia, y ya la había perdido. Por sus palabras era obvio que Violet no tenía ni idea de la existencia del armario, así que si estaba en su casa lo tendría que encontrar por mí mismo.

Aunque claro, estaba el pequeño problema de que ahora pensaba que yo era un fumado. Eso hacía un poco difícil que me dejase andar por su casa a mis anchas.

-Genial, ya estamos con lo de que fumo. No, no me he fumado nada ni tampoco he bebido, por si acaso se te ocurre. Te juro que el armario existe. Comprendo que no creas lo del otro mundo, pero a eso no puedo hacerle nada. De todas formas, hablando en serio, ¿nunca te has parado a preguntarte por la causa de las cosas raras que pasan en tu casa? ¿O es que vas a negarme que este sitio tiene algo raro?

la frustración del fumado era obvia, pero no me extrañaba que nadie le creyese , lo que decía no tenía ni pies ni cabeza. Incluso dudaba que el mismo lo creyese. ¿Cuánto iba a continuar con esta farsa sin sentido?

- Veo que no soy la primera a la que intentas colarle esta trola.- Respondí con tranquilidad. - ¿Cómo es que te aburres tanto? - le pregunté. Mira si se aburría , no era mi problema, yo tampoco tenía mucho que hacer con mi vida pero no me dedicaba a entrar en las casas de los vecinos y a gastarle bromas.

No quería reirme de el, y no lo haría pero el chico seriamente tenía una mente perturbada. - En mi casa no pasa nada. Sí, vale que se murieron un par de tíos hace años pero...- Le comencé a decir.
-Tienes razón. Se me olvidó contarte , pero a veces siento no se... Presencias por llamarlo de algún modo. - Le miré como si estuviese confesándole mis mayores miedos , incluso fingiendo ponerme nerviosa. - No somos los únicos presentes, yo, puedo escucharlos.- Contine ya bajando la voz cada vez más hasta acabar en un susurro. El ambiente quedó en silencio, con el eco de fondo de la televisión que había dejado encendida en el salón de abajo y también se podía escuchar el fluido de los tubos de la casa.

-Ninguno estamos a salvo, al menos no aquí.-Susurré. - Supongo que no quiero creer nada de esto, y fingir que nada ocurre. Porque la verdad es que tengo miedo.- Le dedicó una medio sonrisa preocupada.

-No es ninguna mentira.- le dije, visiblemente molesto. Se lo había contado antes a mi mejor amigo del colegio, y eso me había valido una desagradable pelea con él. Aunque la verdad, si él no me había creído era inútil que intentase que esta chica me creyese. - ¿Te da la impresión de que cuando me aburro pierdo el tiempo asustando a las chicas?- pregunté con una abundante dosis de mala leche y altanería en la cuestión.

Al escuchar lo de las presencias no pude evitar una mueca de asco y disgusto. Por favor, ¿me hablaba de poltergeists? Yo hablaba de cosas raras, pero no precisamente dentro de esta casa, de hecho, no en este mundo. Cualquier cosa que pasase en la casa propiamente dicha era o bien producto de la locura de la chica o de su intención de vacilarme. ¿Quién era el más fumado de los dos?

-¿Que escuchas a quién? No me vaciles. Mira, ya sé que me tomas por loco, pero gastarme bromas tiene su punto de mal gusto. Si no tenéis ningún armario viejo y enorme en esta casa y quieres librarte de mí podrías haber empezado por ahí.- hice un esfuerzo por tranquilizarme (un poco fallido) y suavicé el tono -Yo he venido hablando en serio, y si de verdad tienes problemas no me importa ayudarte, aunque no tenga nada que ver con mi armario. Me han pasado demasiadas cosas en la vida como para que empiece a creerme cualquier cosa. Si va en serio,

Tranquilo chico, le habría querido decir, había que ver como se lo tomaba todo a pecho, aquella situación era casi ridícula el se presentaba en mi casa, con una historia de locos y sin embargo allí estaba el quejándose y malhumorado mientras yo trataba de mantener la calma, sin perturbarme por sus palabras.

Simplemente me encogí de hombros a respuesta de lo que dijo. - No se, quizás.-

¿Y ahora era yo la que decía cosas raras? Casi me dió por ponerme a defender todo aquello que acababa de inventar, que al menos tenían un par de cosas ciertas, la casa si daba mal rollo o eso decían mis padres especialmente tras ver el traje de latex negro en la buhardilla de los anteriores dueños que tenían un serio fetiche sexual.
-¿No era eso lo que querías oír? - le pregunté y despues no pude evitar soltar unas ligeras carcajadas. - La verdad es que eso no me lo creía ni yo.- sonreí de lado, una sonrisa que se amplió cuando se me ocurrió algo.

- Bueno,hay una armario en la buhardilla... si quieres probar si es tu billete a tu arcoirislandia de animales parlantes , podemos subir.- Me crucé de brazos apoyándome contra la pared en espera a su respuesta.

- Bueno, genial, por lo menos admites que bromeabas... Aunque yo no lo hacía... - me detuve, algo avergonzado - ¿de verdad es tan raro creer que hay cosas más allá de nuestra comprensión? Es increíble...

Cuando me dijo lo del armario la miré, perplejo. Por su cara de diversión, podía estar vacilándome, pero algo me impulsó a creerla, tal vez el deseo desesperado de recuperar mi antigua vida y de demostrarle a aquella escéptica que no estaba loco.

-Vayamos a Arcoirislandia. - respondí con resolución --Estoy seguro de que será más agradable que esta casa, porque tú dirás lo que quieras pero da mal rollo.