Okey, let's be random. » Pepper Potts.

¿Un ovni? ¿Un avión? ¿Un globo? ¡El gato volador! ¿Superman? Nah. Es Ironman.

Sobrevolaba los cielos de Nueva York con un estilo impresionante, utilizando en manos y pies los propulsores que le mantenían en el aire a velocidad máxima, rompiendo el viento y quebrantando las leyes de la naturaleza. El multimillonario Tony Stark hacía lo que quería, cuando quería, y porque quería. Esa misma noche, según recordaba, tenía un evento muy importante en el teatro de la ciudad. Le entregarían un premio por su graaaan labor altruista al haber equipado toda una compañía con misiles S.T.A.R.K en beneficio del ejército americano. Eso por no mencionar que con ello desplazaría a Hammer del negocio y además se ganaría otro de sus tantos títulos honrosos como hombre de bien; todo un filántropo. Pero a Tony no le dio la gana aparecer en su nombramiento y recibimiento del premio, es más, lo olvidó minutos después de la notificación y la llegada de la invitación.

Si bien era cierto, a él poco le interesaba llenar su despensa de trofeos absurdos. La mayoría, sino es que todos, los regalaba o dejaba olvidados en la misma premiación (aquellas a las que recordaba -o le convenía- asistir). Siempre Pepper, Rhodey o algún otro eran los que llevaban hasta sus manos las preseas. Ésta vez no sería la excepción. Mientras se hallaba sentado dentro del traje, sobre lo más alto del Empire State, recibió la notificación de su mayordomo electrónico.

Tiene una llamada señor.

— ¿Quién es?
La señorita Potts. Está muy molesta, al parecer.
— Qué novedad.
Espetó Tony interrumpiendo a Jarvis.
Se encuentra en las afueras del teatro, junto a su premio.
— ¿Premio? ¿Qué premio? —enarcó una ceja.
Aquél en el que lo nombrarían como altruista gracias a su regalo de equipamiento.
—Sí, sí; no me interesa. Hazme un favor, dile que la veo ahí, justamente en la salida trasera.
Entendido señor.
Cualquiera que lo conocía sabía que Tony era todo un show man, que adoraba llamar la atención de los paparazzis en conjunto de los reporteros, pero ésta vez, llanamente no le daba la gana gastar su tiempo en ellos. O quien sabe, tal vez en uno de sus ataques impulsivos decidía hacer gala de aparición frente a éstos y ser el tema del día al haber llegado tarde a su nombramiento.
Por cierto, no olvide la cita que concertó la señorita Summers ésta misma noche.
— ¿Qué cita? De negocios, paso. En la cama, lo recuerdo perfectamente.
De negocios.
Tony a pesar de que sabía que su ¿relación? con Pepper ya era palpable para ambos y que tendría que deberle ... fidelidad, o algo como eso, no se abstenía de seguir soltando comentarios como ese, aunque sea a modo sarcasmo.
— Entonces no lo recuerdo. Avisa a Pepper, primero pasaré por unos nachos.

Y así, tras una hora de vagancia (literal), Ironman se dirigió por sus nachos hacia una tienda mexicana y entró como Juana por su casa, con todo y el traje, la máscara, y la excentricidad puestos. Todos los comensales le miraron con extrañeza pero eso a él poco le importó; hasta se tomó fotografías con un niño fanático. Al cabo de unos minutos, aterrizó frente a la entrada del teatro. Su usual estilo estrafalario se hizo presente, llamando de inmediato la atención de los camarógrafos, quienes se arremolinaron a su alrededor junto a los reporteros que buscaban conseguir una entrevista. Gritos de éstos hombres y mujeres haciendo su trabajo en busca de las palabras del billonario.— Hey, qué tal, buenas noches —saludó su voz estilo electrónica y de inmediato se dirigió hacia una reportera en particular— Deten ésto por dos segundos —Ironman le entregó su paquete de nachos a la mujer. Así, desactivo la máscara de metal para que su rostro pudiera verse al mismo tiempo que toda su armadura se fue desprendiendo de su cuerpo hasta convertirse automáticamente -y sin mover un solo dedo- en un maletin. Se giró hacia 'su ayudante improvisada' y tomó sus nachos.
— Ya está, gracias. Son míos, no te emociones. —vio hacia los demás— Señores, lo único que tengo que decir es: Hagan el amor, no la guerra, porque si vamos a comparar la primera es más placentera. Ahora si me permiten, tengo una cita. —los esquivó maestralmente, llevando consigo su maletín y sus nachos calientes.

Buscó con la mirada a Pepper, quien debía estar en algún lugar, esperándolo. Ah, sí. Justo ahí. Acercose, caminando con parsimonia, siendo perseguido por la bola frenética de periodistas mientras se llevaba a la boca un nacho lleno de queso amarillo, derretido.— Sé lo que vas a decirme —dijo hasta llegar a ella— y en mi defensa diré que hoy es un estupendo día para evadir mis responsabilidades. ¿Quieres? —le extendió sus nachos, para 'aligerar' la incipiente regañiza que veía venir.

Siempre era lo mismo, algunas veces se sentía como una idiota tratando de esperar que cambiara pero no; ya estaba acostumbrada a eso. Había esperado reglamentariamente la media hora donde llegan los honrados a premios en este caso lo era Anthony Stark. Cuando había comenzado la ceremonia como tal, con el discurso de entrada, había esperado otra media hora de elegante retraso que nunca se le puede quitar a los festejados ni menos a su jefe.

Después había esperado una imprudente hora esperanzada en que por las puertas entrara Tony en todo su esplendor, diría él ya que su premio lo entregaban al final pero eso no pasó en el trascurso de ese tiempo. A cambio había sido la Señorita Potts quien había recibido los elogios que eran destinados al dueño de Industrias Stark. De nuevo.

- El Señor Stark ha estado indispuesto para su presentación, por lo que me tomaré la libertad de estar en su representación esta noche – se había disculpado con todos aquellos que esperaban la presencia de su jefe – A nombre del Señor Stark les agradezco haberlo tomado en cuenta para tal honor como lo es estar aquí recibiendo – tomó el premio en manos – Este premio en su nombre ante todos ustedes.

Había esperado otras dos horas de entrevistas que debían haber sido dirigidas a su jefe y no a ella, por suerte ella era como su agenta andante por lo que sabia con precisión cada una de las respuestas a las preguntas sobre la empresa, los proyectos a futuros como también había ignorado los deliberados comentarios de la vida privada de su jefe como la parte de su vida en la que se había vuelto Iron Man en todo su esplendor ya que por excelencia ella no debía ni tenia por qué dar detalles de la vida de su jefe, había dicho declinando toda pregunta de esa clase.

En el trascurso de un rato después se había tomado una copa de champagne hablando con empresarios de otros estados que habían estado allí para el magno evento de la premiación como con políticos de renombre que estaban interesado en ciertos negocios con Industrias Stark a los cuales había anotado nombres memorizándolos y sutilmente los había mandado a la semana entrante para la empresa; habló de todo un poco con diferentes personas de diferentes pensares; era por eso que le gustaba esas reuniones sociales donde expandía su conocimiento como su perspectiva de ciertos temas del habla común e interés mundial pero eso no refrenaba el enojo que tenía por dentro.

En un rato después de haber tomado su copa de champagne y la única que se tenia permitida ella misma, se escapó al baño de damas lejos de las miradas de los periodistas que preguntaban por su jefe como personas de renombre con el mismo objetivo, ya no se aguantaba y tenia que llamar a Tony, por alguna razón tenia esa sensación de mamá gallina para saber si estaba bien o simplemente había declinado la oferta de ir a su propia premiación. Cuando había marcado el numero conocido solo había contestado Jarvis, lo tenía como su recepcionista, inteligente muy inteligente de su jefe. Salió del teatro con premio en la mano, estaba dispuesta a irse de allí mientras el sonido del repicar del teléfono la desesperaba y enfurecía más.

- Jarvis, ¿Dónde está el señor Stark?
- “Señorita Potts ¿Cómo está? ¿Cómo le ha ido?”
- Sin rodeos Jarvis, ¿Dónde está Tony? Estoy ‘esperándole’ fuera del teatro con premio en mano.
- “Solo le puedo decir que, él está muy bien ha mandado a decir dentro de un rato va por usted”
- Típico Jarvis, esto es típico ¿Por qué me sigo sorprendiendo?
- “No lo sé señorita Potts”
- Bueno Jarvis, no importa.

De eso habían pasado unos veinte minutos rápidos en los que se había visto tentada a tomar un taxi y dejar plantado a Anthony Stark hasta que lo vio aparecer con ¿Una cuadrilla de gente y nachos? Ese hombre nunca cambiaria, nunca. Lo miró mal porque era todo lo que podía hacer, con esa miraba había declinado la oferta de nachos y esperaba ponerlo sobre alerta de la que le tocaba porque no se iba a librar fácil.

- ¿Está hablando usted en serio señor Stark? – lo medio fulminó con la mirada - ¿Buen día para evadir responsabilidades? – negó con la cabeza - ¿A quien tengo que rezarle para que por favor seas responsable? – lo miró a los ojos suspirando.

El maletín, tenia el maletín del traje, perfecto; ahora sabia lo que había estado haciendo. Los periodistas a falta de buena información para un reportaje humillante se fueron disipando y alejándose un poco. Tomó el envase con nachos con su mano libre mientras que con la otra le pasaba el premio a Tony.

- No tienes tiempo para obligaciones pero si para Iron Man – tomó un nacho, comiendo lentamente - ¿Mañana saldrá un reportaje de algún objeto extraño sobrevolando la ciudad? Me apuesto a que si – sonrió de medio lado con sarcasmo.

Comenzó a caminar ignorando a Tony, ahora si quería un taxi porque estaba molida, los tacones mataban. Solo quería darse un baño, relajarse y respirar hondo hasta que su mente se despejara de la molestia que tenía. Aunque en su conciencia se decía que estaba molesta por una tontería que sabría que pasaría, no debía molestarse y listo; más no podía evitarlo. Giró en sus tacones colocándole a duras penas el envase con nachos a Stark en el revoltijo de cosas que tenía en manos.

- Muchos se vieron decepcionados al no ver a Tony Stark allí – murmuró de forma baja – Pero unos tantos los conocerás en el transcurso de a otra semana, es todo lo que puedo decir. Tendrás algo de trabajo la semana entrante con unos políticos y otros tantos empresarios, nada con lo que no pueda lidiar el señor Stark – sonrió – Por cierto, solo dije que estabas indispuesto para asistir nada más, no el por qué. Supongo que tendrás que pensar en que decirle a la prensar cuando pregunte mañana – susurró.

Si se hubiera adelantado a Tony hubiera estado en esos momentos llegando a su destino pero él había despachado al taxista de una muy mala forma pero eso no le quitaba la cómica comparación con Dumbo, si no hubiera estado molesta le daría la razón a la mente maestra de Iron Man. Alzó el mentón con gracia, tenía esa costumbre desde hacia unos meses.

- Bueno… Iron Man es prioridad; es un héroe – entrecerró los ojos - A Hades no se le reza Tony se le hace un… – articulo con las manos buscando las palabras correctas – Culto, eso. Aunque ni porque fuera lo último que me tocara hacer, le haría un culto. Porque sería escalofriante obviando el hecho de que es mi dios griego favorito igual que todas sus variantes; es un dios poderoso por así llamarle, pero ruin como – hizo un mohín - Loki.

Lo observó en silencio, sabia que en la mente de Stark los engranajes de su cabeza trabajaban a velocidad pasmante para encontrar como salir de ese lío, de alguna forma le encontraba la razón porque si; antes podía ser todo lo irresponsable con presencias publicas pero sin razones, ahora Iron Man estaba de por medio en muchas cosas.

Suspiro con suavidad cerrando los ojos contando hasta diez. No ganaba absolutamente nada molestándose porque se volvería una cadena viciosa de ella regañándolo, él buscando excusas y así. Ya había aprendido a lidiar con eso. Negó con la cabeza pensando en el pobre Happy imaginándolo donde carreras donde fuese que estuviera por cumplir los deseos de su jefe. Alzó ambas cejas con sorpresa ¿Tenia que escoger un lugar? Bien podía y debería hacerle una maldad pero Pepper no era de esa clase de personas. Solo simplemente quería una cena normal en un lugar normal para una charla normal.

- Ya que insistes – se cruzo de brazos, más por frío que por enojo – Vayamos a Brasserie Ruhlmann; es un lugar informal, tranquilo y agradable; está en 45 Rockefeller Plaza – suspiró – Lo que no equivale sino a de diez a quince minutos de acá; caminando ya que en auto sería más cerca. Así que dime ¿taxi o ir caminando? – lo miró expectante – Happy no logrará llegar tan rápido y si aceleramos el paso, llegaremos con un tiempo de antelación para relajarnos y respirar tranquilos, en mi caso al menos – dejó flotar en sus labios una sonrisa pequeña.

Río suavemente entornando los ojos suavemente, seriamente su ¿jefe? Si él, tenia una memoria un poco mal ya que solo hacía una semana habían pisado ese establecimiento y ella había ponderado estar fascinada con el lugar aunque la mente de Stark tenia que tener espacio para sus inventos o al menos eso dio a entender alguna vez, negó con la cabeza lentamente, típico. Enarcó una ceja cuando observó al hombre dejar su chaqueta por 100 dólares aunque para el gusto de Tony, había aprendido a clasificar cuando una prenda iba mucho más allá que 100 dólares y esa chaqueta no lo valía. Le sonrió a Tony por el gesto acercándose a la chaqueta acomodándola en sus hombros con suavidad para volver a tomar del brazo de Stark.

- Eres sencillamente increíble – dijo entre dientes – No, eres imposiblemente increíble, si – Lo miró y alzó ambas cejas para ponerle énfasis - ¿Trabalenguas? No, es solo un nombre francés, solo que pocas cosas por acá son francesas – suspiró.

Ahora que lo pensaba había hecho una mala elección ¿Qué hacia? Estaba bastante cansada lo cual había minimizado su enfado con Tony lo cual a su vez eso llevaba al dolor de pies inminente por los ridículamente exagerados tacones de marca Channel, odiaba caminar con ellos ¿A quien engañaba? Quería descansar lo más rápido posible sus pies y su persona, su hora de asistente de Tony Stark había acabado hacía aproximadamente media hora. Al llegar a la esquina que inminentemente tendrían que cruzar, jaló suavemente de Stark hacia su izquierda, prefería salir de su rutina de comida saludable y no tan saludable si contaba su imposible afición a la cafeína desde que trabajaba en Industrias Stark.

Recordó por momentos su comentario de la prensa. Apretó suavemente su mano sobre el brazo de Stark tenia una teoría de dejarle marcadas sus pulcras uñas como una pequeña amenaza.

- Si, mañana será la rueda de presa en la cual te disculparás por cualquier excusa menos – inclinó la cabeza hacía él – Menos decir que estabas ebrio y mucho menos que estabas golpeando a alguien – alzó una ceja – Puede inventar cualquier cosa que no involucre alcohol ni violencia, Stark – resopló, acto poco común en ella - ¿Cuándo tendrás otro proyecto que ocupe tu mente a fondo? Se me había hecho una costumbre ver si todavía seguía vivo en su laboratorio, sin morir de inanición – sonrió de medio lado – Aunque si estimamos ‘el’ arma grande, si pides mi opinión tu lo eres aunque Rhodey tiene un poco más de sentido de la responsabilidad. Sin ánimos de ofender.

Paró el inconfundible taconeo que provocaba al caminar dando media vuelta sobre su eje observó el Burger King que estaba justo enfrente de sus narices.

- ¿Una Burger King pizza? – preguntó suavemente – Hasta donde sé, es la sensación de hoy día - No acabaré con tu dieta de comida chatarra, por hoy.

Se quedó abruptamente callada, después de que había tomado asiento. Tenía una seria creencia que después de todo lo que habían pasado ambos, su tensión extraña con Tony que se había intensificado de a poco, evitaba mucho hablar de sentimiento o cosas parecidas con Stark. Definitivamente su relación se había tornado muy extraña. Miró el menú que habían dejado en la mesa, por experiencia sabia que Tony ya habría realizado la lista de lo que quería ella simplemente pidió Pollo Gourmet y una H2Oh! Suspiró y miró a Tony con una sonrisa burlona, la usaba como fachada desde que había comenzado a trabajar con Stark y se había vuelto una costumbre usarla.

- Ciertamente señor Stark – inclinó la cabeza – Puedo dar fe que no podría sobrevivir sin mi desde hace años - murmuró, sacó su BlackBerry revisas sin interminables correos que por ende, no eran para ella sino para el ente masculino sentado enfrente de su persona.

Respiró hondo, quitándose la chaqueta que Tony había comprado al hombre afuera, enderezó la espalda viendo la bandeja de comida que le habían dejado enfrente, definitivamente eso sería lo más sano que podría conseguir en Burger King, la composición de la ensalada light con el pollo y un huevo llenaba sus expectativas alimenticias.

- Nunca respondiste mi pregunta – alzó la vista de su comida, tomando los cubiertos – ¿Conseguiste algo interesante cuando dabas vueltas siendo Iron Man? – preguntó inquisitivamente – Para ser sincera… - relajó los hombros que no sabía que tenia tensos hasta ese momento – No creo que Iron Man sea un hobbie, las personas afuera lo necesitan e irremediablemente se acostumbraron a su presencia tanto como tu y como yo. – confesó con sinceridad.

Comenzó a comer en silencio ignorando las miradas de los comensales que los observaban con curiosidad, ya se había acostumbrado a esa atención excesiva que tenía las personas sobre la figura que representaba su jefe y por ende al estar con él mantenía la atención sobre ellos, vagamente se preguntaba como era que Tony se había acostumbrado a las atenciones en exceso hacía su persona pero de la misma forma se respondía que él había nacido y criado bajo la luz de los reporteros, siempre pensaba que sabía manejar a la prensa a quienes tenia bailando en la palma de su mano.